En Venezuela la gente todavía parpadea y suspira antes de decir qué opina sobre la futura construcción de una central nuclear con apoyo de Rusia, tal como lo anunció desde Moscú el presidente Hugo Chávez hace una semana.
Se toman su tiempo y al final se encogen de hombros porque es muy poco -o nada- lo que se sabe del acuerdo, que según la agencia de noticias rusa Itar Tass se trata de dos centrales que generará 1.200 megavatios cada una y según el ministro venezolano de Energía y Petróleo sería una sola central que generará 500 megavatios.
Finalmente, y aunque el tema nunca ha sido debatido o expuesto en el Parlamento ni por alguna institución venezolana, el ministro venezolano de Energía Eléctrica, Alí Rodríguez, aseguró con más convicción que se tratará de “varias” plantas nucleares que generarán 4.000 megavatios dentro de 10 años, y cuya materia prima (uranio) vendrá de Rusia y los desechos producidos serán llevados a ese país.
Hasta el momento no hay costo oficial estimado del proyecto, ni posible ubicación, aunque Venezuela lleva tratando el tema con Rusia por lo menos dos años, pues en noviembre de 2008 los gobiernos firmaron su primer acuerdo de cooperación para el desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos. Hizo lo propio con Irán en septiembre de 2009, aunque en su última visita a Teherán, la semana pasada, firmó 11 nuevos acuerdos y ninguno recordó el tema nuclear.
Les cuesta creerLa falta de respuesta a esas interrogantes le da al tema un cierto halo de incredulidad. Sin embargo algunos científicos como el ingeniero especialista en energía, Nelson Hernández, expone otros elementos que podrían complicar el plan venezolano. El Tiempo
“Según indicadores internacionales de plantas que se están construyendo en el exterior, el costo para generar 500 megavatios por energía nuclear requiere una inversión de 3.250 millones de dólares. Posibilidades técnicas de hacerlo existen, sin duda, lo que podría no existir en este momento son las posibilidades financieras, sobre todo si estamos hablando de una inversión, a 10 años, de 25.000 millones de dólares”, explicó a EL TIEMPO.
A pesar de su perfil científico, Hernández, lo mismo que decenas de analistas, estima que el anuncio del presidente Chávez tiene un trasfondo más político que económico: “No digo que no vaya a construir la planta, aunque en 10 ó 12 años pasan muchas cosas, pero es un anuncio de un viejo anuncio en un momento en el que el gobierno tiene dificultades incluso para manejar la generación básica de electricidad ¿cómo entonces se embarcará en un asunto tan delicado como construir una central atómica? El presidente Chávez acaba de tener un serio revés electoral (en las elecciones parlamentarias) y este anuncio parece querer generar un show más que otra cosa”.
Las solas implicaciones que tendría para Venezuela la planificación y construcción de una planta nuclear han dejado sin efecto, por ahora, cualquier discusión sobre la posibilidad de que pueda fabricarse una bomba nuclear. A la mirada “cautelosa” de Estados Unidos sólo se ha añadido la confianza expresada por Brasilia de que Venezuela tiene derecho a usar y usará la energía nuclear con fines pacíficos.
La estrecha alianza venezolana con Irán es la gran generadora de suspicacias dentro y fuera de Venezuela, “porque sabemos que la delgada línea que separa el uso pacífico del uranio con su uso militar la constituye la ética de los gobernantes”, tal como afirma el ingeniero Hernández, sin entrar en más detalles. Por si las dudas, el presidente Chávez aseguró que el reactor venezolano “va a ser chiquito” y sin fines militares “así que no se asusten”.




































