Posterior a las intensas lluvias caídas en el país, el Distrito Capital se vio afectado por innumerables derrumbes de viviendas, ocasionando que cientos de familias se quedaran sin hogares, por lo que diferentes espacios fueron habilitados como refugios para atender a las personas en situación de damnificados, quienes solicitan más ayudas y hacen un llamado al Gobierno para que cumpla con la promesa de otorgarles una vivienda digna.
Un aproximado 130 mil personas, se encuentran en los diferentes refugios situados en la zona capital, los cuales albergan cientos de familias dentro de las cuales se contabilizan niños, ancianos y discapacitados. Según lo expresado por los mismos afectados, creen necesario que los espacios de los albergues sean acondicionados con los servicios de atención básica.
Familias damnificadas, ubicadas en un hotel de Vista Alegre, manifestaron que la situación dentro del centro de alojamiento es “llevadera”, ya que cuentan con la atención primaria, pero igualmente hacen un llamado para que no sean olvidados en los refugios, y les ayuden a rehacer una mejor vida a los que están allí presentes.
Los ciudadanos refugiados señalaron que han recibido vigilancia médica para evitar cualquier enfermedad contagiosa, y que algunas autoridades sanitarias evaluaron las condiciones del albergue.
En relación a la salud informaron que la compra de medicinas necesarias para aquellos que presentan algún de tipo de urgencia médica, la costean de su propio bolsillo, porque hasta los momentos “nadie” les ha suministrado medicamentos que tienen que tomar diariamente por presentar patologías de alto riego.
Manifestaron que se sienten agradecidos por las jornadas de vacunación implementadas por las comisiones de salud y solicitan que sigan ejecutándolas por el bienestar de todos los que viven en “espacios tan pequeños para tanta gente”, a su vez informaron que no hay ningún tipo de epidemia.
Otro refugio, el colegio Santa Lucía, del sector La Vega, hay 130 personas y 23 niños en condición de refugiados, donde las bajas condiciones de vida son evidentes, los habitantes de este centro educativo que sirve de hogar para las familias que perdieron sus pertenencia, sólo cuentan con una cocina eléctrica, a la que le funciona una sola hornilla, resultando insuficiente al momento de preparar los alimentos a todos los que allí conviven.
En la unidad educativa antes mencionada ya son seis familias que decidieron regresar a sus viviendas sin importarles que se encuentre en riego de derrumbarse, ya que prefieren estar en sus hogares que vivir “incómodos” en los refugios.
Las personas damnificadas solicitan la ayuda de quienes tengan las posibilidades de suministrar pañales, compotas, toallas sanitarias, artículos de uso personal, ropa y calzado. 2001