El Gobierno venezolano señaló en un comunicado que veló en todo momento por la vida del productor agrario Franklin Brito, muerto el lunes durante una huelga de hambre, y calificó de “fariseas” las lamentaciones de la oposición.
La nota afirma que “si el Gobierno hubiese cometido un error no hubiésemos dudado en rectificar, incluso si se hubiese tratado de una medida ajustada a derecho la hubiésemos flexibilizado para garantizar el supremo derecho a la vida”.
Añade que “lamentablemente” no pudo actuar porque no se puede responder a una “violación de derechos que no existe”.
Por ello, la nota expresa sus condolencias a los familiares y amigos de Brito y dice que “comprende su dolor y su ira”, al tiempo que fustiga a quienes tratan de aprovechar políticamente lo ocurrido.
“Estamos obligados a rechazar el fariseísmo de la canalla mediática, de la oposición electorera, de las autoridades de la Iglesia católica, que alentaron la decisión extrema del señor Brito con el fin de lograr un muerto para sus sucias banderas”, dice el Gobierno.
“No tienen la valentía para hacer sacrificio propio y se aprovechan de la tragedia de un ser humano y su familia para intentar ganar votos y desestabilizar a un Gobierno legítimo y democrático”, añade la nota.
También expresa que ninguno de los que “hoy lloran hipócritamente ante las cámaras de televisión, bien dispuestas para el espectáculo macabro, hicieron nada para salvarle la vida, al contrario, como aves carroñeras deseaban y esperaron su muerte”.
Antes de estas consideraciones, el Gobierno matiza algunos de los puntos difundidos a raíz de la muerte de Brito sobre las causas que motivaron su huelga de hambre.
El comunicado afirma que Brito “nunca fue objeto de expropiación o rescate de tierras o de invasiones por parte de terceros” y ratifica que “en 1999 recibió la titularidad de 290,2 hectáreas de tierras productivas” en el estado Bolívar, en el oriente del país.
Recuerda que en los orígenes del problema estuvo la creencia de Brito de que dos agricultores vecinos, que estaban allí antes de su llegada, tenían parcelas de tierra que “solapaban” las suyas, es decir, que penetraban en su hacienda.
“En noviembre de 2003 se realizó la verificación de linderos por el Instituto Nacional de Tierras (Inti) y se corroboró que no había solapamiento entre las tierras de Brito y las de sus vecinos”, dice la nota.
La nota señala que “en 2005 el Inti ratificó la propiedad de Brito otorgándole el registro agrario y nuevamente verificando que no había solapamiento”, pese a lo cual el agricultor introdujo un recurso ante la Justicia.
Ese recurso llegó en marzo de 2007 a la sala Constitucional del Tribunal Supremo, que ratificó la propiedad de Brito sobre su hacienda así como la inexistencia de solapamiento con las de los vecinos.
El Gobierno añade que, a pesar de ello, en 2009 y “por razones humanitarias” revocó las cartas agrarias de sus vecinos por lo que no solo resguardó los derechos de Brito sino que lo hizo “en perjuicio de otros particulares”.
Además, agrega el comunicado, se le facilitaron “créditos, maquinaria y saneamiento de terrenos”.
“Pese a ello, Brito optó por la huelga de hambre y la autoflagelación como mecanismo de presión para lograr la satisfacción de una demanda sin asidero en la realidad”, dice el Gobierno.
Explica luego que “en enero de 2010 ante el grave estado de salud, en la puerta de la Organización de Estados Americanos, la Fiscalía solicito ante un juez una medida de internado médico para salvaguardar su vida”.
Este internado estuvo a cargo de la Cruz Roja en una clínica privada y posteriormente en el Hospital Militar bajo la supervisión de la Cruz Roja, “única institución que acompaño al Estado para velar por la vida de Brito”.
La nota recoge declaraciones del secretario general de la Cruz Roja Venezolana, Hernán Bongioanni en las que afirma que todo lo que se hizo en esos internamientos tuvo “un sólo fin, salvaguardar la integridad física y la salud del señor Franklin Brito. Siempre luchamos por eso, siempre con respeto a la voluntad del señor Franklin Brito.”
Los restos de Brito, de 49 años, que murió de un “shock séptico” que se sumó a “un paro respiratorio” derivado de la “desnutrición proteica-calórica”, fueron trasladados hoy a una localidad del oriente del país donde serán sepultados.
La viuda del productor, Elena de Brito, expresó por su parte a medios locales la intención de la familia de elevar nuevamente el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
EFE