De acuerdo al boletín de prensa emitido por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), se está desarrollando en el Laboratorio de Ecología Sensorial, ubicado en el estado de Mérida, un proyecto para el control y la monitorización del vector transmisor del mal de chagas.
En este sentido, el IVIC indicó que este proyecto inició el año 2009 bajo la tutela del investigador Fernando Otalora Luna. Tal iniciativa surge de la necesidad de “identificar los estímulos asociados al comportamiento de los chipos, así como determinar estrategias locomotoras empleadas por los chipos para orientarse en presencia de dichos estímulos”.
Por su parte, Otalora Luna manifestó que “con este conocimiento se han logrado desarrollar y mejorar aplicaciones prácticas útiles para el control y monitorización de estos organismos en zonas endémicas del país y, por lo tanto, para prevenir la enfermedad de chagas”.
Para el investigador, este proyecto podría industrializarse con el fin de hacerle frente al mal de chagas por medio del control demográfico de estos vectores, aunque reiteró que “desde hace pocos años se le viene observando en domicilios humanos en zonas urbanas de la capital. El paradigma se ha roto y necesitamos crear un nuevo modelo que explique este fenómeno”, aseveró.
No obstante,“esto no basta si no tomamos conciencia de que el problema de los chipos y muchos otros son consecuencia de la manera irracional en la cual nuestro estilo de vida está acabando con el equilibrio ecológico”, afirmó Luna.
INNOVACIÓN CIENTÍFICA
Este reconocido investigador ha llevado a cabo varios experimentos a través de los cuales ha comprobado, que algunas especies de chipos pueden ser atraídos por olores específicos, muestra de ello es el dióxido de carbono combinado con amoníaco.
Al recabar este conocimiento del comportamiento de los chipos, Luna elaboró un prototipo que funcionar como trampa de estos insectos y viene acompañada “de un dispensador de amoníaco que funciona como cebo”, agregó.
Sin embargo, es de destacar que este proyecto tiene un rasgo innovador por el uso de tecnologías fundamentadas en principios de la ecología sensorial, las cuales se caracterizan por no tener un bajo impacto ambiental, en comparación con los pesticidas empleados para la fumigación del chipo. 2001












