Los científicos advierten: el mundo no está preparado para la próxima súper erupción

Además de los elementos provocados o acelerados por el ser humano, existen otros que, naturalmente, no pueden perdonar a la humanidad. Un ejemplo de ello son las erupciones volcánicas, señaladas por dos investigadores como un peligro infravalorado.

En opinión de los autores de un nuevo artículo, la preparación para posibles asteroides es más prudente, a pesar de que la probabilidad de una superllamarada es mayor.

La Tierra nos recibió cargada de peligros, incluso antes de que nosotros mismos los potencializáramos o creáramos.  De hecho, incluso si la humanidad logra sobrevivir a pesar del cambio climático o eventos como la guerra, existen otras amenazas naturales para nuestra especie.
Como señala Science Alert, uno de los peligros más evidentes es la posibilidad de que uno o más asteroides devasten a los humanos de la misma manera que devastaron a los dinosaurios hace millones y millones de años.  Por lo tanto, los científicos estudian y buscan formas de prevenir la vida en la Tierra.












Sin embargo, según dos investigadores, la ansiedad por los asteroides no puede anular otro peligro colosal: los volcanes.  En su opinión, si bien la preparación para asteroides ha sido prudente, con gobiernos y agencias que destinan cientos de millones de dólares a la defensa planetaria, la inversión en preparación para súper erupciones se ha dejado de lado y se ha infravalorado.

Durante el próximo siglo, las erupciones volcánicas a gran escala tienen cientos de veces más probabilidades de ocurrir que los impactos de asteroides y cometas.

Michael Cassidy y Lara Mani, profesor de vulcanología en la Universidad de Birmingham e investigador asociado del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge, respectivamente, escribieron, advirtiendo que “esto debe cambiar”.

Michael Cassidy, profesor de vulcanología en la Universidad de Birmingham

Los volcanes están infravalorados pero representan un peligro inminente
Como dice Science Alert, aunque los volcanes son menos "exóticos" que las bolas de fuego que recibimos del espacio, estas estructuras geológicas ya están dispersas por la Tierra, "a menudo cubiertas de escenarios pintorescos que ocultan su potencial destructivo".
Además, a pesar de que los humanos han conocido erupciones violentas, lo cierto es que la última súper erupción ocurrió hace unos 22.000 años, según el Servicio Geológico de EE. UU.
La erupción de magnitud 7 más reciente tuvo lugar en 1815 en el Monte Tambora en Indonesia y mató a unas 100.000 personas.  Además de la acción devastadora y directa de la lava que desprendió el volcán, las consecuencias indirectas surgieron en un efecto dominó: la ceniza y el consecuente humo redujeron las temperaturas globales en alrededor de 1º C, en promedio, provocando el “Año Sin Verano”. , en 1816. , y causando malas cosechas generalizadas, lo que alimentó la hambruna, los brotes de enfermedades y la violencia.

Si bien el monitoreo de volcanes, así como el apoyo destinado a la atención de desastres, ha mejorado desde entonces, aún no es suficiente para el riesgo al que nos enfrentamos.  Después de todo, la población humana ha crecido de forma espectacular, los dos autores señalan que aún existen zonas urbanas naciendo muy cerca de volcanes considerados peligrosos.
Los autores del artículo publicado en Nature, aseguraron que se necesitan una serie de mejoras, para lograr que una súper erupción no destruya a la humanidad:

Investigación interdisciplinaria para ayudar a predecir cómo una súper erupción podría dañar la civilización, identificando riesgos para el comercio, la agricultura, la energía y la infraestructura;
Monitoreo más completo de los volcanes, incluido el monitoreo terrestre y la observación aérea y satelital;
Concientización y educación de la comunidad, ya que las personas deben saber si viven en zonas de riesgo volcánico, deben aprender cómo prepararse para una erupción y qué hacer cuando suceda;
Definición de las autoridades de las formas de transmitir alertas públicas cuando los volcanes entran en erupción, como mensajes de texto con detalles sobre evacuaciones, consejos para sobrevivir a una erupción o indicaciones para llegar a refugios y centros de atención médica.

Lea también: