Los agricultores franceses bloquean las carreteras con tractores por los bajos precios
Miles de agricultores franceses utilizaron tractores para bloquear las carreteras en toda Francia, el mayor productor agrícola de la Unión Europea, este miércoles (24). La víspera, martes (23), una campesina y su hija de 12 años murieron cuando su coche chocó contra una barrera cerca de Toulouse, en el sur del país, donde las acciones son más intensas.
Francia tiene una larga historia de protestas populares, como las contra la reforma de las pensiones del año pasado o los chalecos amarillos en 2018. Los manifestantes actuales, a quienes la prensa francesa llama «granjeros enojados» («agriculteurs en choère»), enumeran varias quejas.
Los más urgentes son el alto precio del gasóleo todoterreno (combustible obligatorio para la maquinaria agrícola en Francia), la competencia con las importaciones baratas (especialmente cereales ucranianos) y la política de precios bajos para el consumidor final del Gobierno de Emmanuel Macron.
Muchos agricultores enfrentan dificultades financieras y dicen que sus medios de vida se ven amenazados a medida que los comerciantes de alimentos liderados por el gobierno aumentan la presión sobre ellos para que bajen los precios de los productos en este período de alta inflación.
A medio plazo, los agricultores también citan el acuerdo verde de la Unión Europea, que impone cada vez más normas medioambientales a la producción agrícola. Señalan que la transposición de las directivas europeas a la nación a menudo hace que las normas nacionales sean incluso más estrictas que las europeas. «No estamos en contra de una mayor supervisión, pero necesitamos una compensación de precios», declaró a France 24 Yohann Barbe, un ganadero del noreste del territorio.
Los agricultores creen haber sido abandonados «ante los desafíos climáticos, geopolíticos y sanitarios», explicó a la AFP Véronique Le Floc'h, presidenta de la Coordinación Rural, el segundo sindicato agrícola de Francia.
El mayor sindicato agrícola de Francia, la FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores), dijo que está considerando continuar con las movilizaciones en las próximas semanas. «A partir de hoy y mientras sea necesario, se tomarán medidas», advirtió el lunes (22) el presidente del sindicato, Arnaud Rousseau, en la radio France Inter.
«Lo que los agricultores quieren es devolver una forma de dignidad a su profesión, hablar de cuestiones de ingresos y de competitividad», destacó. Rousseau no descartó la posibilidad de que las protestas lleguen a la región de París esta semana.
También el lunes, el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, recibió a Rousseau y al presidente de los Jóvenes Agricultores, Arnaud Gaillot. A su salida, el líder del FNSEA subrayó que las manifestaciones no se suspenderían hasta que no se tomaran «decisiones concretas». «Se acabó el tiempo de hablar, debemos actuar», repitió Gaillot.
Nuevos convoyes de tractores partieron durante la noche, horas después de la reunión, para bloquear las carreteras. Las protestas se consideran el primer gran desafío de Attal como primer ministro.
Unos meses antes de las elecciones europeas de junio, el martes se debatió la indignación de los agricultores en una reunión de ministros del sector europeos. El acontecimiento precedió al lanzamiento, el jueves (25), de un «diálogo estratégico» destinado a calmar sus quejas sobre Bruselas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había prometido una iniciativa de este tipo en septiembre, asegurando que la agricultura y la protección de la naturaleza podrían «ir de la mano». El encuentro se produce en un momento en el que las movilizaciones francesas afectan también a Alemania, Rumanía y Polonia.
Macron teme el creciente apoyo de los agricultores a la extrema derecha antes de las elecciones al Parlamento Europeo. El partido Reunión Nacional de Marine Le Pen lidera actualmente las encuestas con el 29% de los votos, mientras que el partido Renacimiento de Macron tiene el 20% de los votos.
