¡Vala-me 'son' Francisco Louçã!

Hay tantos Franciscos en el santoral católico que, a veces, hasta los devotos, en momentos de aflicción, se confunden y no saben a qué recurrir.

Se cuenta que un fiel, en vertiginosa caída libre, soltó un grito afligido:

– ¡Valiéndome San Francisco!

De inmediato, una benéfica mano celestial lo agarró por los bastidores de los pantalones, impidiéndole aplastar contra el suelo. Pero, como hay tantos Franciscos en el cielo – de Asís, Xavier, de Sales, de Borja, de Paula, etc. – el solícito socorrista preguntó:

– San Francisco de qué?

Todavía aturdido por el terrible tembloroso de ofender el incógnito bienaventurado Francisco que le había valido en tamaño apuro, el piados fiel, mucho el miedo, tímidamente arriesgó:

– De Asís ?!

La mala suerte de él: ¡no era! Y, por eso, la sobrenatural mano lo soltó displicentemente, diciendo sólo:

– De Sales!

Obviamente, el episodio no es cierto, porque no hay este tipo de competencia en el cielo, ni los santos tienen celos, o envidia de la devoción de los fieles a los bienaventurados homónimos.

Esta historia, No hay nuevos mensajes, viene a propósito de dos efemérides de esta semana: el 2 de octubre, 90 aniversario de la fundación del Opus Dei; y el día 4, fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, fundador del orden mendicante homónimo y de innumerables instituciones eclesiales que se inspiraron también en su carisma. Fue en honor de este mismo San Francisco que Jorge Mário Bergoglio, elegido sucesor de Pedro tras la renuncia de Benedicto XVI, adoptó, como Papa, el nombre del Papa, Pobrecillo de Asís, siendo el primer obispo de Roma que, como tal, asumió esta designación.

En el caso de los sacerdotes, el Papa, el de Borja, el de Paula y los que más hay en el misal, porque de la intercesión de todos tengo necesidad, para hacer frente a mis debilidades y para socorrer a las almas. Pero, en ciertos casos, es otro Francisco que invoco, por señal tan heterodoxo que ni siquiera consta en el santoral católico. Me refiero, por extraño que parezca, al Louçã.

La razón es simple. Hace muchos años tantos tantos que llevo en esta institución de la Iglesia católica, que procuro desmitificar lo obvio. Por ejemplo, que la prelatura no es secreta ni siquiera sigilosa, pues son bien conocidos los nombres del prelado y de sus vicarios en las diversas circunscripciones prelatícias, así como los de los laicos, hombres y mujeres, que forman parte de los respectivos consejos. O que el boletín oficial de la prelatura, romano, es público y cualquier persona lo puede comprar y consultar y que en él se incluye la lista de sus fieles que han sido nombrados para cargos de dirección. Que los sitios respectivos divulgan las principales actividades de formación religiosa y social. Que las personas del Opus Dei son conocidas como tales por sus familiares, amigos y colegas. También los demás católicos son como tal identificados por sus cercanos, sin que la parroquia de que forman parte sea secreta, aunque no publique la lista de sus parroquianos, ni éstos usen un distintivo. Que las sesiones de formación promovidas por el Opus Dei están abiertas a todo tipo de personas y que la institución cuenta con cooperadores que no son practicantes ni católicos ni siquiera porque los hay de otras religiones y hasta agnósticos y ateos, etc., etc. , etc.

Todo esto es muy bonito y la más pura verdad, pero no siempre convence. ¿Por qué?! Porque hay quien no se deje convencer. Los mitos no se destruyen con comunicados, ni con artículos de opinión, ni siquiera con evidencias. Sólo el tiempo los apaga. O el ridículo los mata.

Fue este último el caso ocurrido hace ya algunos años, cuando una grandísima investigadora social, al servicio de una ilustrísima fundación de los Santos, pero sólo de nombre, llegó a la brillante conclusión de que, en ciertos hospitales estatales, había quien progresara más rápidamente en la carrera , sólo por ser de la ominosa organización eclesial. Claro que la prelatura desmintió la calumnia, como también las instituciones gratuitamente acusadas de corrupción, pero, como siempre sucede en estos casos, de poco o nada sirvieron a esos desmentidos. Por eso, la mejor respuesta fue, sin duda, la dada magistralmente por Francisco Louçã, en el público de 6-6-2015 y que, con la debida venida, aquí se reproduce.

"Ayer pasé por la tienda de comestibles de Doña Zulmira, allí a Travessa do Conde. Estaba allí el Zé, lo que suele parar en la lechería del señor Neves, y él me reveló un secreto que no me tengo. Pues no es que la Fundación Manuel dos Santos está infestada de Masonería y Opus Day? El Zé tiene la certeza y me dijo aquí hace poco, pasé al pie de la puerta y estaban entrando unos hombres de corbata y pasta que hablaban extranjero y eran evidentemente Opus Day, o Dei o lo que es, por su aire soturno. Pero el Filipo, el sobrino de Doña Lourdes, tiene un amigo que hace unas horas de jardinero allí en la Fundación y asegura que el amigo le asegura que vio al administrador saludar a un conferencista español y aquello eran poses masónicas de certeza.

"Ahora bien, donde está la masonería y el tal Opus Dei sólo puedo concluir que hay por allí corrupción, yo ya los conozco de ginecera para mí vienen todos de carro. Se disfrazan de cosa fina, cosa y tal, pero ya aquello ser fundación es de desconfiar. El Esteves, que hace la plaza de taxis allí de la avenida, me dijo lo mismo y yo le pregunté tienes la certeza, Esteves? Y él a decirme que sí que eso es un antro de corrupción y coiso y tal aún el otro día vendieron el Gaitan y fue todo esa gente.

"Por eso, cuando un estudio fue revelado por una noticia (en el Expreso, 'Hospital de Santa María dominado por intereses de la Masonería, Opus Dei y partidos políticos') dije luego de mí para mí quiere ver que quieren sofocar el caso? No me saca de la idea que si se han entrevistado a Doña Zulmira, el Esteves, el Zé, la Dona Lourdes y el sobrino Felipe que tiene un amigo que hizo unas horas de jardinería, se habían enterado de que él es de los hospitales hasta las fundaciones basta con preguntar y queda pronto a saber todo corrupción y Opus y Masonería por todas partes. Vajilla scripsit.

Por eso, cuando comparan la prelatura del Opus Dei con la Masonería, que es la mismísima cosa que equiparar a las misioneras de la caridad, de Santa Teresa de Calcuta, a la Carbonaria, oa las hermanas de los pobres a las FP 25 de abril, o me vienen a propósito o despropósito de la prelatura, con suposiciones de poder, secretismo y corrupción, me ocurre la misma reacción del desamparado, en la inminencia de desborde en el suelo:

– ¡Valvícame 'son' Francisco!

Y si alguna voz, de este o del otro mundo, me interroga sobre cuál de ellos, la respuesta es obvia:

– ¡La vajilla, claro!

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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