Una cuestión de ética y de libertad





Hace ya algunos años, un periodista fue a asistir a una Misa dominical que celebré, sin presentarse, ni tener la delicadeza de informarme que la razón de su presencia no era personal, sino profesional. Después, en la noticia que a ese propósito, o despropósito, fabricó, inventó que la homilía había sido sobre el infierno, palabra que pura y simplemente ni siquiera pronuncié en esa ocasión. ¿Por qué lo hizo? Tal vez porque esa reflexión haya sido, como es habitual en mi predicación, sobre la libertad o, mejor dicho, porque dicho con palabras de San Pablo, la "libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Rm 8, 21). Pero, por supuesto, para los propósitos de su "gran reportaje", no conviene decir que un sacerdote había exaltado la libertad durante los quince minutos del sermón y, por eso, hábilmente, me puso a divagar sobre las llamaradas infernales …





Pues es, él hay periodistas y … 'periodistas'! Quien firmó el reportaje "La homosexualidad como una enfermedad", transmitida por TVI, pertenece a este segundo grupo. Conozco a muchos periodistas que son personas de bien, con quienes mucho he aprendido y por quien tengo verdadera admiración. No conozco a la persona responsable de ese vergonzoso reportaje, ni a su cómplice secreto, que extorsionó sub-repentinamente imágenes y palabras, abusando de la confianza de una psicóloga y de un sacerdote.

Todos los meses atendiendo a varias decenas de personas de todas las edades y condiciones sociales, en una confesión sacramental o de orientación espiritual. Todo lo que el confesor sugiere a las personas, que liberosamente lo buscan con ese propósito, es doctrina de la Iglesia católica, según su magisterio, que es público. Pero, por una razón obvia, me sentiría traicionado en la confianza que en esas personas deposito si alguna declarara, públicamente y fuera de contexto, lo que yo, privada y confidencialmente, le había dicho.

Gracias a Dios, nunca me ha sido traicionado por alguien que orientase espiritualmente, ni nunca me permitió revelar nada que fuera tema de una conversación de consejo espiritual o, peor aún, de una confesión. Si, por desgracia, un confesor faltara al sigilo sacramental, incurriría en excomunión automática reservada al Santo Padre, o sea, quedaría impedido de realizar cualquier acto propio del ministerio sacerdotal y excluido de la vida sacramental, aunque no impedido de volver a ella por la penitencia y la absolución de su pecado y la remisión de esa pena canónica. No es, por tanto, una cuestión de poca importancia.

Debo aún aclarar que, en todas mis consultas de orientación espiritual, hablo de conversión y curación, en una lógica de libertad y responsabilidad personal, en orden a la salvación eterna. En las sesiones colectivas de formación cristiana, nunca he discriminado a las personas por su orientación sexual. Todos, sin excepción, sacerdotes y laicos, jóvenes y viejos, casados ​​y solteros, homosexuales y heterosexuales, deben vivir la castidad en la caridad, según la Ley de Dios y las enseñanzas de la Iglesia.

En el tan impactado reportaje de TVI, alguien, disimuladamente y con perversa mañana, entrevistó y filmó a una psicóloga y un sacerdote, grabando los diálogos y las imágenes de los entrevistados, sin que éstos lo supieran o autorizar. Al exhibir públicamente dichas declaraciones, ofendió gravemente el derecho a la privacidad de estos profesionales, así como la confidencialidad propia del ejercicio de sus respectivos oficios. Como es sabido, no pueden ser captadas, ni reproducidas, imágenes, o declaraciones privadas, de nadie, sin su previo y expreso consentimiento. Es una pena que, recurriendo a estos estratagemas inicuas, la TVI haya bajado al más bajo nivel moral, así como a la periodista en cuestión. Muy bien procedieron los psicólogos que, ante la indecencia de estos procedimientos, abandonaron con gran dignidad la mesa redonda que siguió al reportaje en cuestión.

Esta gravísima falta deontológica exige la responsabilización de la periodista y de dicha emisora ​​televisiva, por los competentes órganos jurisdiccionales de la respectiva Orden profesional y por los tribunales. Pero también hay que deplorar un no menos grave ataque a la libertad individual, en materia tan personal como la de la orientación sexual.





Es responsabilidad exclusiva de los psiquiatras y psicólogos abordar la difícil cuestión de la naturaleza, causa y eventual seguimiento clínico de personas con orientación homosexual. Pero no es necesario ser experto en la materia para poder afirmar que nadie debe ser impedido de ser homosexual, como muy bien afirman cuántos consideran abusivo forzar a alguien, con esa tendencia, a un proceso de 'cura'.

Debo recordar lo que insistentemente he dicho y escrito a este propósito, además en perfecta sintonía con el magisterio de la Iglesia y no pocas declaraciones del Papa Francisco. Suscribo íntegramente el entendimiento de la moralidad intrínsecamente desordenada de ciertos actos de naturaleza íntima hace la Biblia y, consecuentemente, la doctrina de la Iglesia, sin ostracizar ni discriminar a nadie por razón de su orientación sexual. Sobre las conciencias individuales sólo Dios y el propio se pueden pronunciar: a nadie, ni siquiera a la Iglesia, es lícito hacer cualquier juicio a ese propósito.

la pública, 14 de este mes, informó que 254 psicólogos portuguesas han firmado una carta abierta a su fin, presionándolo para que, sin demora, el proceso de sus colegas que supuestamente oferta de la homosexualidad terapias curativas. Se trata del texto que, de probar esta práctica, la Orden debe proceder a la condena y erradicación de estos psicólogos. Entiende a los signatarios que, no teniendo la tendencia homosexual carácter patológico, no tiene sentido proponer ningún tratamiento. Esta reivindicación corporativista, exigiendo el saneamiento político de los profesionales contrarios a la ideología LGBTI, explica lo que puede haber sido la oculta finalidad de dicho reportaje: ofrecer, a la Orden de los Psicólogos, el pretexto de que carece para la sanción y eventual expulsión de los profesionales que no se alinean con la ideología de género que, como es sabido, carece de fundamento científico.

Si es verdad que la homosexualidad, no siendo considerada enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, no puede ser objeto de curación, también es cierto que los psicólogos no se limitan al seguimiento de los enfermos. Un niño sobredotado no es propiamente una persona enferma, pero es obvio que necesita acompañamiento psicológico, para administrar mejor sus extraordinarias capacidades intelectuales. Se suele proporcionar apoyo psicológico a los parientes cercanos de las víctimas mortales de las grandes catástrofes, pero el luto tampoco es, que se sepa, ninguna enfermedad. Por lo tanto, el hecho de que la homosexualidad no se tenga por enfermedad, no implica que un psicólogo no pueda acompañar a una persona que tenga esa orientación sexual, sobre todo si está en una situación de incomodidad o, como también sucede, de sufrimiento psicológico.

Por otra parte, si no se permitiría que un psicólogo asesorara un proceso de alteración de la tendencia sexual, por no ser esta patológica, tampoco se debería consentir que acompañara un cambio de sexo porque, ciertamente, tampoco es enfermedad ser hombre o mujer.

Se entiende que, en una sociedad democrática y pluralista, una persona mayor debe ser libre de alterar socialmente su género, si lo entiende. Pero sería paradójico que, por el contrario, una persona homosexual que libremente quisiera no emprenderse por ese tipo de comportamientos, no pudiera, a tal efecto, contar con la ayuda de un psicólogo. Sería incluso contradictorio, porque los mismos que quieren impedir que se pueda recurrir a ese tipo de ayuda psicológica, cuando se trata de superar una posible tendencia homosexual no querida por el propio, son los mismos que defienden el apoyo psicológico a quien, por su libre opción , quiere ser y vivir como homosexual, porque así entiende que es y quiere seguir siendo, como es, según la ley, su derecho.

En una sociedad libre es inaceptable criminalizar la homosexualidad, o obligar compulsivamente a los homosexuales a tratamientos de conversión, o 'cura' de su orientación sexual. Pero no es menos censurable que se quiera prohibir que pueda tener ayuda psicológica quien, a pesar de esa tendencia, desea consciente y libremente no vivir como tal. Si es el propio homosexual que voluntariamente recurre a los servicios de un psicólogo, éste no debe negarse a prestarle apoyo, aunque sea para vivir de otro modo que no el propio de esa orientación, que es sólo una posible opción, pero no una determinación obligatoria, ni mucho menos un deber moral. No corresponde al psicólogo, ni al sacerdote, usurpar la libertad del paciente, o penitente, en materia tan personal, porque es el propio que debe decidir la forma en que quiere vivir su sexualidad, cualquiera que sea su orientación sexual y religiosa.

La discusión que, aquí y ahora, se traba no es entre los que están a favor y los que están en contra de los homosexuales, sino entre los que defienden la libertad y los que se oponen a ella. Estos últimos prohíben a las personas homosexuales de ser libres en cuanto a su vivencia, censurando cualquier intento de apoyo psicológico que no sea en el sentido de esa orientación, aunque ésta no sea querida por el propio. Es decir, sustituyen la autonomía de la voluntad por el supuesto determinismo de la orientación sexual. Por el contrario, los partidarios de la libertad, reconociendo las diversas orientaciones sexuales y aceptando que todas las personas adultas deben ser libres de vivir como homosexuales, también defienden la libertad de los que, no queriendo comportarse de acuerdo con esa tendencia, liberosamente buscan la necesaria ayuda psicológica y espiritual.

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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