Una crisis que esconde otra





El 15 de septiembre, hizo diez años que los empleados del banco Lehman Brothers limpiar las secretarias. Ha sido fácil, desde entonces, simplificar la historia: la manera más corriente es ver sólo la codicia de los banqueros. Pero en el principio desde siglo, la banca también correspondió al interés de los gobiernos en prolongar artificialmente los buenos tiempos, a la fuerza de crédito arriesgado. A partir de 2006, cuando el petróleo alcanzó valores históricos, los bancos centrales temieron la inflación, y, a través de tirones de los intereses, hicieron ruir la casa. Pero la era de la "austeridad" pronto se convirtió en la era de la creación de dinero barato, lo que explica la nueva euforia de las bolsas y del inmobiliario. Nada de eso, sin embargo, sacudió los regímenes occidentales. Las poblaciones bajaron simplemente sus expectativas. Excepto en Grecia, la gran recesión sólo se ha quedado en poder de los partidos habituales, como en Portugal.





La crisis que finalmente sacudió los regímenes políticos vino ya cuando el desempleo empezaba a descender. Se derivó de otra decisión de las élites occidentales: la de compensar el retroceso poblacional con la importación a gran escala de mano de obra barata. En el verano de 2015, la afluencia ilegal de inmigrantes, cubierta por el estatuto de "refugiado", fue el momento Lehman Brothers de esta política demográfica clandestina. El problema no fue tanto la inmigración en sí, sino que lo descontrol y, sobre todo, la incapacidad de "integrar": a este respecto, el fundamentalismo islámico ha hecho más evidente el fracaso de la última ilusión neo-colonial, que Europa puede hacer europeo quienquiera que sea. Se ha vuelto difícil ocultar el riesgo de que la inmigración sirva sobre todo a Occidente para importar los problemas del resto del mundo. En el Reino Unido, Trump en Estados Unidos, Salvini en Italia, las alianzas de Kurz en Austria, los Demócratas Suecos, Le Pen en Francia, o Geert Wilders en los Países Bajos.

Es costumbre atribuir el éxito de los llamados "populistas" a la "ignorancia" y al "preconcepto" del "pueblo". Tal vez fuera más exacto, admitir que los electores de Salvini o de los Demócratas Suecos saben lo que tienen que perder. No son sólo los barrios y los servicios sociales, por los que ahora tienen que competir con los migrantes. Es, también, el estatuto derivado de la identidad nacional. Un sueco no es sólo un titular de derechos sociales, sino miembro de una comunidad soberana, con una cultura y una historia. Las élites, sin embargo, tratan ahora las identidades cívicas nacionales como simples "construcciones", y por lo tanto cosas que pueden ser "descontruidas" por decisión del gobierno. Confundiendo identidad cívica nacional con el tipo de etnicismo exclusivista del siglo XIX (de que el nacionalismo catalán es un ejemplo), dan hasta entender que el fin de las identidades nacionales en Europa sería una conquista civilizacional. No se les ocurre que en un mundo que la globalización ha dejado en flujo, esas identidades colectivas son de las pocas anclas que quedan a los ciudadanos -y probablemente el vínculo más efectivo para mantener la cohesión y la integridad de las democracias y de los Estados sociales, si, por ejemplo, en el Reino Unido, el SNS está vinculado a la identidad británica: ¿será viable sin esa identidad? El Estado social no es sólo una cuestión financiera).

No fue el colapso de Lehman Brothers en 2008, sino el colapso de las fronteras en 2015 que provocó la verdadera crisis contemporánea. Al declarar que los Estados son sólo una especie de aeropuertos internacionales donde las personas pasan sin nada necesitan tener en común, las viejas élites políticas occidentales comenzaron a abandonar el "pueblo", que a su vez comenzó a abandonar las viejas élites. No es difícil de comprender.

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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