Un voto para 2019
Comenzamos el año con la noticia del juicio del caso Vistos Gold en que un ex ministro y otros señores con cargos importantes estaban involucrados. Estoy realmente saturada de escuchar la misma noticia, dicha de la misma manera, sea cual sea el medio de comunicación social que elija. En este caso, en todo lo que leí y oí la relevancia se dio a la absolución del ex ministro, al fracaso del Ministerio Público (MP) ya la adjectivación de "canales" usada por el ilustre político acusado, para clasificar lo que le sucedió.
Desde mi punto de vista, aparte de la noticia, que debe ser relatada como un hecho que ocurrió, todo lo que ya no es hecho y que remite al dominio de la opinión, revela la pobreza de valores con que hoy se trata de las situaciones de la situación la vida de nuestro país.
Los principales juzgados que fueron absueltos total o parcialmente, en opinión del Juez, actuaron de forma incorrecta desde el punto de vista moral. Con el lenguaje de uno de ellos, puedo concluir que fueron "canallas" pero no se pudo probar que tuvieran intención de ser canallas. En nuestro país un canalla cuya intención no se puede probar es una víctima del MP y del juicio público y, pobre, deja de poder hacer canales en el lugar que ocupaba quedando sólo con el dominio de la actividad privada para sus canales.
Este modelo de procedimiento es aún más grave cuando no existen tribunales implicados porque en esos casos ni el lugar que ocupan es cuestionado. Por ejemplo, un diputado que hace la canalización de recibir subsidios duplicados a los que no debería tener derecho, mantiene la confianza de su partido y su lugar en el parlamento. Lo que cambia es la forma en que se pasará a asignar subsidios para que sea quizás más difícil ser un canalla en el parlamento.
Otro ejemplo (hay tantos que lo difícil es escoger) es la canalhice de fingir que se va al Parlamento para ganar el valor de la presencia. Para esta acción son precisos dos canallas: lo que falta y el que registra la presencia. En los casos ya conocidos ambos mantiene la confianza de sus partidos y por lo tanto continúan ejerciendo sus funciones. La consecuencia de este procedimiento será una eventual mayor fiscalización del registro de los diputados que costará más dinero público y que servirá sólo para poner a las mismas personas pensando en la manera de engañar el nuevo método y así mantener el canal.
Cuando los principios y la ética dejan de ser criterio, las actividades en las esferas del poder se llenan de canallas. Son ellos quienes hacen las leyes, que escogen a los decisores, que aplican ideologías perversas, que alejan a quien hace el bien, que se imponen sobre la libre iniciativa.
Normalmente en estos casos el recorrido es progresivo hasta llegar a la fase del descaro. Por el camino queda la apatía de un pueblo. Aumenta el alejamiento de la política, el desánimo, y extiende la canalhice a toda la sociedad. Esto es cómo será nuestra Portugal.
Que 2019 pueda ser el año en que sepamos abrir los ojos y luchar por una sociedad donde el honor, la seriedad, la búsqueda del bien común y la verdad vuelvan a ser patrones que nos guíen. Todavía vamos a tiempo.