Tres o cuatro Marcelos y Derecha ninguna
Hay el Marcelo periodista y comentador, el Marcelo amigo del gobierno, el Marcelo constituciomalista, el Marcelo crítico de los malos pasos. Hay el Marcelo de los afectos y de las selfies que es el paraguas de ellos todos. Y hay el Marcelo del discurso estructurado que advierte contra los "radicalismos". Los que, según sea, son precisos.
El antiguo periodista y la decadencia de los medios
El pasado 2 de diciembre, la derecha puso fin a 40 años de gobierno socialista en la comunidad autónoma de Andalucía, territorialmente la segunda mayor de España, y mayor en términos poblacionales con sus 8 millones de habitantes. El Partido Popular (27,95%), Ciudadanos (18,27%) y Vox, una escisión del PP, (10,97%) sumaron la mitad del total de votos y eligieron a 59 diputados del total de 109.
Por entre clamores de que «la extrema derecha» entró en el Parlamento andaluz, se destacó en el acierto militante a TVI, que en el lunes anunciaba la aparición allí de un nuevo partido «xenófobo y anti-feminista». Ninguna organización de medios portugués dio ninguna información sobre las propuestas nacionales Vox eran bajos "radical" del IRS, y las exenciones y beneficios por niño aumentado; era la creación del cheque escolar, para que sean las familias, y no el Estado, a elegir la escuela; fuese la desburocratización y el apoyo a las PYME; era la reducción de organismos del Estado y el recorte en el gasto corriente; era el cierre de las mezquitas fundamentalistas y el control de la inmigración. El programa está en línea en la versión completa y en otra más accesible a «periodistas», resumida y con muñecos. Pero no así. Lo que es de cosas de fascista.
Los dolores que nuestros medios asumen acerca de acontecimientos extraños a ellos -existen, literalmente, son menos reveladores de esos acontecimientos que de la naturaleza de esos medios. Esta vez, se ha voluntariado el expresar para explicar donde dolía. Después de titular que "Extrema derecha entra en el parlamento de Andalucía en elecciones ganadas por PSOE", después de hacer consideraciones enternecedoras sobre las dificultades de constituir un gobierno minoritario socialista, el periódico se olvida de sumar los votos de la derecha mayoritaria. Bueno, expresar (y le cuesta tanto que lo omite) que los adversarios también pueden formar geringonzas mucho menos atractivas de la que la habilidad de Costa engendró y el semanario reverencia.
Si el portugués "medios de comunicación", fueron los medios de comunicación realmente nunca sería derrotado por un resultado electoral o su opuesto. Pero, siendo lo que son, sucede que después de derrotados por Trump, después de derrotados por el Brexit, después de derrotados por Bolsonaro, después de derrotados en diversos países de Europa, he aquí que acabaron de ser derrotados por la vecina Andalucía.
Sobre estos medios sesgados y en declive, no consiguió, sin embargo, el señor Presidente de la República contener la voz de Marcelo Rebelo de Sousa, antiguo y notable comentarista televisivo, antiguo y notable periodista. Fue éste el que lo hizo aludir que el declive de estos medios es un peligro para la democracia, y no, por el contrario, un signo de vitalidad en ésta.
Hay este Marcelo de las nostalgias de la juventud.
Norte, Sur, Este y Oeste
Hay más Marcelos … además, hay más señores Presidentes de la República.
Hay el Marcelo institucional, amigo de la distensión, del «regular funcionamiento», y del gobierno.
Este es el Marcelo que en mayo de 2016, en el Hospital de Santa María, celebraba el entonces ministro de Salud, Adalberto Campos Fernandes, por el "éxito que tiene" ya quien vaticinaba "otros triunfos". (¡Viva el SNS!) Que en mayo de este año, en una entrevista expresar, aplaudía Centeno, que «superó las expectativas críticas (…) en medios financieros y económicos internos y externos». (Vivan las Finanzas!) Que en agosto de 2018 defendía al ministro de la Administración Interna, Eduardo Cabrita, ante las críticas certeras y feroces de una víctima de los fuegos de Monchique. (Vive el Interior y el Bosque!) Que en septiembre elogiaba al ministro de Educación por haber «corrido el país», y porque «este año lectivo tenemos un poco por todas partes obras que van a durar (…) arrancar (…) acabar ». (Vive el eduquês y la escuela pública!) Que en ese mismo mes destacaba «la corrección de la orientación política» en las relaciones con Venezuela. (¡Viva la diplomacia de Santos Silva!) Que, el 30 de noviembre, encontró «muy bien» el anuncio de Costa de que pagará la deuda al FMI hasta el final del año (Viva Costa!), Y decidió ignorar el hecho de que mismo día o semana, el Banco de Portugal anunció que la deuda pública alcanzó un nuevo récord de 251,1 mil millones de euros.
Es, en definitiva, la estabilidad Marcelo, para quien "era fundamental que el legislador llegó a su fin," porque había un propósito del presidente, "por razones de entorno económico portugués y extranjera. (Y viva la geringonza!)
Hay el Marcelo crítico – el de Pedrógão, Tancos y Borba. Este es el Marcelo que hace estallar el fino barniz de Costa, como Lobo Xavier lo hacía chascar en la. Cuadratura del Círculo, cada vez que ponía al descubierto la asombrosa ignorancia sobre temas económicos y financieros. Este es el Marcelo que suscita en Costa groserías sobre estados de ansiedad, o amenazas resentidas sobre quién sabría qué sobre cierto robo de armas.
Hay, es cierto y aún, el Marcelo que se enreda y tropieza en los hilos de la propia mediada, como en el caso de la sustitución de la Procuradora General, en que era demasiado temprano, o nada sabía, o tenía una posición pero se había olvidado de decir -la, o no había recibido nada, pero al final tenía, y en que acabó subalternizado y justificándose.
Y hay el Marcelo de las selfies y de los afectos, el Marcelo que abraza y besa, se sumerge en los océanos y en los ríos, y se envuelve en el bosque para arrancar con vigor eucaliptos. Es un Marcelo popular, e injustamente desvalorizado. Porque ese es el paraguas y la fuerza (el poder, si quieren) de los otros Marcelos todos. Del Marcelo principal, sobre todo, el Marcelo del pensamiento político estructurado.
Cambiar para que quede en la misma
Al PS no hace falta un ideario, basta con tener una idea que se enuncia en tres fólegos: mantenerse en el poder / para dar lugares a los suyos / mediante la satisfacción de las clientelas. A esto se resume «la política» y son esas «las personas».
El PCP jura por la misma ideología y métodos, pero calla; sólo podrá ser recordado de ellos quien asista a un mitin de los comunistas, y reconozca el mismo arcaísmo y asombro de siempre. Para afuera, sirve la imagen de integración en la democracia, responsabilidad, respeto de la palabra dada, y patriotismo.
Si el BE enunciara su proyecto para el país, espantaría la mitad de los urbanitos y urbanettes que hallan consistentes las Mortáguas, sagaz y coherente a Catalina, y todo muy gracioso. Comprensiblemente, el BE no enuncia.
El CDS deriva entre el antiliberalismo de la democracia cristiana, la crítica a la estatización de todo, y la desaparición en combate.
El PSD de Rui Río no existe. Se ven restos esdrúbulos de él en las circunstancias más inesperadas: restos que en la habitación están con el Bloque en defensa de más cangas sobre la propiedad; que en el alojamiento local, quieren más tasas, aunque el PS no se haya acordado de ellas; que en las huelgas, están con el clic de los estibadores de Setúbal a gritar contra la precariedad, y, por reflejo, contra el mayor exportador nacional; que quieren más dinero para los profesores, aunque la deuda dispare; que quieren ser más socialistas que los socialistas, o, si no lo consiguen, se proponen ayudarlos.
En esta mezcla de omisiones, intermitencia y tonterías sólo hay una entidad con un ideario y un discurso político público y estructurado: el Presidente de la República, Marcelo, el conservador, el propugnador de lo que está, el defensor del sistema.
Lo que pasó en los Estados Unidos, en Brasil, en Italia, en Inglaterra, en Andalucía, en Hungría, en Francia, no será una revolución, pero es seguramente una revuelta. La revolución o revuelta, no contiene con Marcelo para ellas. Marcelo es el príncipe Fabrizio. Quiere cambiar lo que sea indispensable en nombre de la estabilidad. A veces, cuando se celebra la excelencia de los profesores en particular, o el pueblo portugués, en general, parece que los invite a ser como el príncipe en su tono más pesado cínica, dijo que los sicilianos fueron: decidido a no mejorar " por la simple razón de que se consideran perfectos », y porque« su vanidad es más fuerte que su miseria ».
Los discursos oficiales de Marcelo son eso: cambiar para no tener que cambiar demasiado. Y fue una pena que los comentaristas y los periodistas no los hayan leído como un cuerpo.
Todo el discurso de Marcelo el 5 de octubre fue contra «las tentaciones radicales, egoístas, chauvinistas o xenófobas», recurriendo hasta la argumentación ad terroren, al alentarse, década por década, los horrores de las transiciones bruscas: en 1918, «las divisiones fratricidas, debilidades partidistas (…), incapacidad para enfrentar crisis económicas y sociales»; en 1928, el inicio de «cuatro décadas de régimen antidemocrático»; en 1938, «el crecimiento en Europa de las fuerzas hipernacionalistas, xenófobas y racistas».
Todo el discurso de Marcelo fue la "unidad nacional", la "convergencia", no "la democracia política, económica, social y cultural", la "verdadera idea de Portugal (…) como una plataforma a través de culturas y continentes, océanos Portugal y partidario de la idea europea.
Todo el discurso del 28 de octubre, la presentación de un libro, en el Aula Magna en Lisboa, insiste disgusto del 'radicalismo' a 'movimientos inorgánicos' a' partes críticos, escépticos, manifestantes del proyecto europeo ".
En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y advirtió a la oposición contra su propia apatía («Quien se retrasa o falte a la llamada» no se queje después de su fado).
¿Dónde se detiene a la derecha?
Es curioso e inteligente que el Marcelo constitucionalista aproveche su deber de velar por el «regular funcionamiento de las instituciones» para exponer un manual de política conservadora. La duda es si el conservadurismo querría conservar esto, o si es precisamente en nombre de valores conservadores y liberales que la quiebra se vuelve apetecible.
Pero pregunta bien Marcelo, cuando pregunta sobre atrasos y faltas a la llamada: excepto en los breves momentos en que aparece a atacarlo, donde para, realmente, la derecha?
Donde para la derecha defensora de la propiedad y de la iniciativa privada; del mérito y de la competencia; de la moderación fiscal; de la autonomía y albedrío personal; de la historia, tradiciones, cultura y valores; del Estado-nación fuerte, pero mínimo?
En el PSD o no está o no se ve. En el CDS, es conforme a los días. Y aun estando en uno de ellos o en ambos, se da aún el caso de que insistían en que continuase dispersa. En cuanto a la Alianza me parece demasiado vieja, pero es un prejuicio mío, ciertamente. Y de la Iniciativa Liberal recuerdo sólo que había entre los fundadores un socialista – pero es ignorancia mía, sin duda.
Tal vez pese a la abstención, ¿quién sabe? – mientras nadie de allí la tira. Y si se quiere llamar «radicalismo» a aquello que de allí la consiga sacar para sumarla al resto de la derecha que por ahí anda votando a regañadientes, y más a los indiferentes que consiga despertar, entonces – digo yo, respetuosamente y al contrario del señor Presidente de República – que sea con «radicalismo».