Todavía hay quien no quiera saber





Avance por las calles, son pocas las personas que están afuera y que van saludando las que, sorprendentemente, todavía pasan por aquí. Les faltan las palabras, es cierto. Es cruel la realidad. Son paisajes olvidados, edificios totalmente degradados y abandonados, son casas vacías. Tantos obligados a migrar, tantos que se quedan sin empleo, los que no lo llegan a encontrar, la falta de infraestructuras, la inexistencia de transportes, la falta de cuidados básicos. Pero todavía hay quien no quiera saber.





Es urgente hacer de esta realidad un problema con la dimensión que merece, urge hacer de ella una prioridad para el país. Acaba de salir de la proximidad de las dos áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto para comprender el alcance real de la desertificación en el interior. No da más para cerrar los ojos, aunque haya siempre quien lo intente ignorar dejándolo con lo que sobra, con los restos, con las migajas. El corte que se adapte a la apreciación del interior de Portugal en el presupuesto del estado es bastante esclarecedor prioridades.

Continuar creyendo que es un problema menor es enterrar un país entero en dos áreas urbanas. ¿El resultado? Una sociedad dividida, dos centros de población insostenibles, la existencia de portugués y portugués primer segundo. Es triste, pero es la verdad, en un país donde unos merecen más que otros, donde unos son recordados y otros terriblemente olvidados.

La creación de la nueva Secretaría de Estado para la valorización del interior es una plusvalía, pero no basta si se queda por media docena de formalidades y de buenas voluntades. Recuerdo que el 45% de la población se ha fijado en Lisboa y Oporto y se necesita un esfuerzo para combatir este problema es enorme y no es con la atención calcetines que puede poner remedio a un país olvidado por mucho tiempo y muchos años.

La fijación de personas en el interior sólo es posible a través de la creación de empleo y para ello es necesario que las personas y las empresas sientan que hay un país que les protege y que les da razones para fijarse. Piden jóvenes e inversión hacia el interior, pero ¿cómo? ¿Cómo no se les dan las condiciones necesarias? Será un problema sin fin mientras no haya plena conciencia de lo que este grave problema implica y va a seguir implicando para las generaciones futuras.

¿La culpa? Es de quien coloca intereses personales al frente de los intereses nacionales. ¿La culpa? Es de quien no comparte de igual forma los recursos por un país que merece todo por igual. ¿La culpa? De quien sigue ignorando el problema, hallándolo poco merecedor de atención. De quien no sabe manejar prioridades, de quien no asume la verdadera responsabilidad de cuidar y de proteger a un país. ¿La culpa? Son aquellos que han olvidado Portugal. Y ellos saben quiénes son. Son los mismos que se suceden Gobierno tras Gobierno y que continúan hundiendo el país.

Siendo yo de Oporto y viviendo en Oporto, no puedo encontrar que este problema no me pertenece. Portugal debe sentir todo responsable y comprometida con el tema. Espero que el Gobierno y los valores acorde Portugal. Portugal va mucho más allá de la Gran Oporto y Lisboa. Todo Portugal es grande!





Estudiante, 22 años

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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