Rutas de verano: Bajo el signo de Ibn Marwan y los acantilados de García
La entrada es triunfal por Portas de Rodão. Seguimos los pasos de Ibn Marwan y sus caballeros. Los cascos de los caballos resuenan en las piedras de la rampa, sus bufidos resuenan a través de los muros que dan acceso a la entrada principal del pueblo. Las voces suenan tensas… Rienda suelta a la imaginación. Nada de esto lo vimos, pero lo imaginamos. No es difícil, ya que el entorno es propenso a soñar despierto. Histórico y, por qué no, ficticio. Ibn Marwan, figura del Islam peninsular que construyó aquí una fortificación a finales del siglo IX, en desacuerdo con el califa, a quien Marvão debe su nombre, quizás no desdeñó ser el protagonista de una adaptación cinematográfica. O quizás liderar una «Guerra de Tronos». ¡Pero cojamos la imaginación de las hadas que desde la altura de más de 800 metros y más de 800 años de historia insiste en emprender el vuelo!
La primera referencia al pueblo se encuentra en la crónica de al-Rázi, escrita en el siglo X pero donde se menciona que el Monte es conocido como Amaia por Ibn Maruán, en contraposición a otra Amaia, la de las ruinas, que se supone que es la ciudad romana del mismo nombre, ubicada al pie del cerro. Se desconoce la marcha de la historia de la localidad en los siglos siguientes. Su renovada importancia estratégica como punto militar solo se volverá a mencionar en el siglo XII, sin consenso sobre la fecha de su conquista.
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