Revisión de anoche en Soho: Edgar Wright evoluciona, si no mejora, su forma familiar [Venice 2021]

La película se pone un poco arriesgada en la ejecución, ya que toma algunos turnos en actos posteriores, que Wright advierte a los primeros espectadores que no estropeen ni remotamente a las audiencias futuras. (No importa que tal insistencia hace que sea más fácil detectar los giros dado cómo pone a los espectadores en una alerta aún mayor). Sin embargo, un área en la que permanece bastante fascinante y relevante en todo momento es como una historia de fantasmas. Literalmente, hasta cierto punto, pero también figurativamente. Wright reconoce la forma en que el pasado continúa su dominio sobre el presente, no a través de los no muertos, sino a través de los vivos, tanto aquellos que sobreviven sin prestar atención a ninguna lección como aquellos que alcanzaron la mayoría de edad internalizando la lógica retrógrada.

La película chisporrotea un poco cuando se reproduce únicamente en el terreno psicológico de Eloise. Está chapoteando en aguas turbulentas cuando la pregunta principal de la historia es si el protagonista está loco o no. Wright no demuestra el mismo consuelo al lidiar con la espina de la salud mental como lo hace con las excentricidades de la cultura. Lo mismo se aplica también a la descripción que hace la película de la política de género y la cultura de la violación.

Es un poco desafortunado que Thomasin McKenzie esté tan limitado por las convenciones del género, es decir, la histeria, que Wright no puede usar sus verdaderas fortalezas como intérprete. (A diferencia de Anya Taylor-Joy, que empieza a chisporrotear y arder de la manera que la ha convertido en una de las estrellas emergentes más emocionantes del negocio). En películas tan absurdas como «Leave No Trace» y «The King», deslumbró con un impresionante dominio de la interioridad para un intérprete tan joven. Si bien siempre es una presencia creíble y convincente en «Last Night in Soho», esta emoción exagerada es significativamente menos efectiva que los roles en los que se le da la oportunidad de deslizarse silenciosamente en la piel de un personaje.

Pero, de nuevo, las películas de Wright nunca De Verdad colocó a los personajes y su psicología en el centro. Podría decirse que Edgar Wright es la figura fundamental en las películas que dirige, dada la forma en que hace que su presencia sea inevitable con florituras visuales omnipresentes. Todavía hay algo de espacio para crecer en el desarrollo del personaje, aunque muestra un desarrollo artístico notable al subsumirse a sí mismo en la prestidigitación y otros trucos cinematográficos astutos.

«Last Night in Soho», con todas sus verrugas y maravillas, muestra que puedes enseñarle a un perro viejo algunos trucos nuevos. Wright muestra que todavía no ha alcanzado su techo como cineasta, pero es alentador verlo estirarse y alcanzar en lugar de simplemente mantener su ambición artística plantada en el suelo.

/ Clasificación de película: 7.5 sobre 10

Manuel Rivas

Fernando Rivas. Compagino mis estudios superiores en ingeniería informática con colaboraciones en distintos medios digitales. Me encanta la el periodismo de investigación y disfruto elaborando contenidos de actualidad enfocados en mantener la atención del lector. Colabora con Noticias RTV de manera regular desde hace varios meses. Profesional incansable encargado de cubrir la actualidad social y de noticias del mundo. Si quieres seguirme este es mi... Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/manuel.rivasgonzalez.14 Email de contacto: fernando.rivas@noticiasrtv.com

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