Red May: Tabaquismo y otros factores de riesgo para el cáncer de vejiga
En nombre de la Sociedad Brasileña de Urología (sección SP), tomo la mes para dejar de fumar alertar a la población sobre el hecho de que el tabaquismo es el principal factor de riesgo para la aparición de cáncer de vejiga.
Tanto en los cigarrillos como en su humo, hay más de 7.000 sustancias químicas – sabemos que al menos 70 favorecen la aparición de tumores. Se estima que el tabaquismo es responsable de alrededor del 50% de los tumores vesicales y los fumadores tienen de 4 a 7 veces más probabilidades de desarrollar esta neoplasia.
En el caso de la vejiga, el riesgo aumenta porque estos químicos dañinos son absorbidos por el pulmón, ingresan al torrente sanguíneo y son filtrados por el riñón, lo que producirá orina «contaminada». Como la vejiga es un reservorio de orina, estas sustancias pasarán horas en contacto con la superficie vesical, proporcionando el ambiente propicio para causar daño celular.
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Además del tabaquismo, unos compuestos químicos llamados aminas aromáticas, entre otros, favorecen la enfermedad. Por lo tanto, los trabajadores de algunos sectores industriales estarían en mayor riesgo, como la pintura, los colorantes y el caucho.
Un medicamento de quimioterapia llamado ciclofosfamida también aumenta el riesgo de cáncer de vejiga.
Y finalmente, los problemas crónicos de la vejiga pueden desencadenar la afección. Son, en definitiva, situaciones que provocan inflamación en la vejiga, como infecciones urinarias constantes, cálculos en la vejiga e infección por esquistosomiasis (la popular barriga de agua).
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El cáncer de vejiga puede cambiar el patrón urinario, causando síntomas llamados almacenamiento (o irritación). No son más que el aumento de la frecuencia con que el individuo orina, tanto de día como de noche, la necesidad de orinar con urgencia, además de dolor y ardor al orinar.
Sin embargo, en algunos casos, el tumor provoca un sangrado microscópico, que solo se identifica mediante un análisis de orina. Cualquier sangrado urinario obliga al paciente a consultar brevemente a su urólogo oa los servicios públicos y de atención primaria de salud.
En un escenario de enfermedad más avanzada, el paciente puede experimentar dolor de espalda y pérdida de peso.
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Bajo en diagnóstico
Un estudio realizado por la SBU-SP, en colaboración con las instituciones de salud responsables por la atención de los pacientes del SUS, revela que la pandemia provocó indirectamente una reducción promedio del 26% en el diagnóstico de nuevos casos de tumores renales, de próstata y de vejiga. ¡Esto es serio! Los datos compararon la identificación de nuevos casos de cáncer genitourinario en los años 2019 y 2020.
Más específicamente en relación a los tumores de vejiga, el Hospital das Clínicas de la UNICAMP, por ejemplo, observó una caída del 52% en el diagnóstico de nuevos casos. En ACCamargo Cancer Center, la reducción fue del 24%.
Es importante decir que quienes han tenido cáncer de vejiga alguna vez corren un riesgo adicional de volver a padecerlo. Más de 1/3 de los pacientes tendrán una recurrencia en cinco años, y el riesgo de que la enfermedad regrese depende de algunas características del tumor inicial.
Por ello, es importante que, una vez diagnosticado y tratado, el paciente mantenga posteriormente el seguimiento periódico establecido por su urólogo.
La buena noticia es que, cuando la enfermedad aún no ha invadido la musculatura vesical, lo que afortunadamente ocurre en aproximadamente el 75% de los casos, la supervivencia en este escenario es superior al 95% en cinco años.
Una vez levantada la sospecha, el paciente debe someterse a un procedimiento llamado cistoscopia, que es una endoscopia de las vías urinarias. En la cistoscopia, a través de la uretra (canal de la orina), se introduce una cámara que identifica una posible lesión en el interior de la vejiga.
En la mayoría de los casos, es posible resecar el tumor durante la propia cistoscopia y enviar el material para su análisis por el patólogo. Con eso sabremos si es o no un tumor maligno y cuál es su subtipo, por así decirlo. También es posible realizar una estadificación local, es decir, a qué capa de la vejiga ha llegado el cáncer.
Si la lesión no invade el músculo de la vejiga, este procedimiento suele ser curativo. En algunos casos sólo es necesario complementar la terapia con instilaciones de sustancias en la vejiga durante el seguimiento postoperatorio.
Cuando el tumor invade los músculos de la vejiga, el cáncer está más avanzado y el tratamiento debe ser más agresivo. Aproximadamente 1/3 de los casos se diagnostican en esta etapa.
El consejo valioso es dejar de fumar, porque en diez años, el riesgo de cáncer de vejiga se reduce a la mitad. Esa sería la principal prevención. Otras medidas preventivas son: protección adecuada en el ambiente de trabajo donde hay exposición a aminas aromáticas, beber abundante líquido y una dieta rica en frutas y verduras.
Incidencia
En Brasil, datos del Instituto Nacional del Cáncer (Inca) indican que el cáncer de vejiga es la 7ª neoplasia más común en los hombres, alcanzando cerca de 7.500 anualmente. A nivel mundial, según una encuesta del Observatorio Global del Cáncer, la incidencia supera los 550.000 casos nuevos al año.
Se sabe que la mayor incidencia de casos se da en hombres: unas 3 a 4 veces más que en mujeres. Esto probablemente se deba a que los hombres están, o han estado, más expuestos a factores de riesgo, como el tabaquismo y la exposición a compuestos químicos en el lugar de trabajo.
Más del 70 % de los tumores se diagnostican después de los 65 años (la edad media es de 73 años). Las personas blancas tienen aproximadamente el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad.
*Dr. Marcelo Wroclawski es presidente de la Sociedad Brasileña de Urología (sección SP).