Recurrir a la geoestrategia para explicar la actual crisis en Venezuela





A pesar de maldecir, la geoestrategia sigue siendo una herramienta poderosa para comprender el comportamiento de las grandes potencias en la política internacional. Para entender los actuales desarrollos en Venezuela es fundamental tener en cuenta los verdaderos intereses de EEUU en la región.





El catalizador específico de la actual crisis fue la llamada del vicepresidente Mike Pence a Juan Guaidó, manifestándole apoyo si se autoproclamase Presidente de la República interino, lo que ocurrió al día siguiente, inmediatamente sostenido por Washington. En 2002, había ocurrido algo similar, cuando Estados Unidos apoyó y reconoció a un grupo de extrema derecha que depuso a Chávez, y la legalidad democrática fue restablecida de inmediato por los militares, con el apoyo de una inmensa movilización popular.

La justificación ideológica para la crisis venezolana se encuentra en la doctrina Monroe. Los Estados Unidos pretenden mantener una posición de fuerza en el continente americano, e impedir que las potencias competidoras se entromete en su esfera de influencia exclusiva, algo que hace de una forma sistemática desde 1823.

Que lo diga España, una de las primeras víctimas de esa opción geoestratégica. O, si nos queremos limitar sólo al siglo XX, recordamos, entre otros, los derribos sediciosos de: Jacobo Arbenz presidente democráticamente elegido en Guatemala (1954); Juan Bosch, el primer presidente democráticamente elegido desde 1924, en la República Dominicana (1966); Salvador Allende, democráticamente elegido, en Chile (1973); y el asalto a la Grenada (1984), etc. Por haberse comportado como un baluarte de la resistencia a las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos en la región, Venezuela está cosechando los frutos de ese atrevimiento.

Los liberales apoyan las pretensiones de Guaidó argumentando con la restauración de la democracia, y con el sueño de un orden liberal que traerá paz eterna a la humanidad. Este argumento explica muy poco de lo que está sucediendo. Es ingenuo explicar los acontecimientos sobre la base de la devoción a los valores de la democracia, sobre todo si tenemos presente el pasado de Guaidó. Las riquezas naturales del país, en particular los hidrocarburos, lo explican sólo parcialmente.

El núcleo de la cuestión es de naturaleza geoestratégica. Las grandes potencias no permiten intrusos en sus coutadas securitarias donde ejercen hegemonía política y económica. De la misma forma que Estados Unidos no permite regímenes no alineados en su esfera de influencia, se lee, en el continente americano, también Rusia y China no lo permiten en sus zonas de seguridad. Rusia, Ucrania, el Cáucaso y Asia Central, y China en el Mar del Sur de China. Desde el punto de vista geoestratégico, las grandes potencias se comportan de forma muy similar.

Este argumento es el que tiene mayor poder explicativo. Las operaciones de "cambio de régimen" se subordinan a esta lógica. La que está en curso en Venezuela no es diferente de las otras por ese mundo fuera, especialmente en el espacio securitario de Rusia, recurriendo exactamente a los mismos métodos y argumentos. Como esas razones son perversas y difíciles de sostener, los "cambios de régimen" se presentan a la opinión pública travestidas de contornos éticos meritorios. Para pasar a "nuestro mensaje" y "demonizar al otro" es necesario la contribución de los hacedores de opinión amestrados.





Para llegar donde llegamos contribuyeron varios factores. Un observador neutral no podrá aligerar a Maduro de la responsabilidad por las políticas erróneas que condujeron a la economía del país al estado actual, como tampoco puede omitir la reducción del precio del petróleo a partir de 2014, y las sucesivas sanciones económicas impuestas por la Administración Obama y agravadas por Donald Trump, que también contribuyeron al deterioro de la situación. Los desarrollos políticos en Brasil, ahora amigo de Washington, han contribuido decisivamente a que la crisis haya desencadenado ahora y no antes.

Aunque los argumentos para justificar la injerencia en la política interna venezolana se revisan de una fraseología benigna (restaurar la democracia, exterminar la tiranía, etc.), lo que está en juego, como sucedió abundantemente en el pasado, es la preservación de la hegemonía. Son los cálculos geoestratégicos que funcionan. En política internacional, lo que prevalece son los intereses y no los principios y los valores. Si no eres mi amigo eres mi enemigo. La crisis venezolana es sólo un caso empírico que demuestra la teoría.

Ana Gomez

Ana Gómez. Nació en Asturias pero vive en Madrid desde hace ya varios años. Me gusta de todo lo relacionado con los negocios, la empresa y los especialmente los deportes, estando especializada en deporte femenino y polideportivo. También me considero una Geek, amante de la tecnología los gadgets. Ana es la reportera encargada de cubrir competiciones deportivas de distinta naturaleza puesto que se trata de una editora con gran experiencia tanto en medios deportivos como en diarios generalistas online. Mi Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/ana.gomez.029   Email de contacto: ana.gomez@noticiasrtv.com

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