¿Qué causa la pérdida de grasa en la salud y cómo lidiar con ella?

Insultar o burlarse de una persona con sobrepeso no los beneficiará en absoluto. (Foto: Federación Mundial de Obesidad / Divulgación)
Este miércoles (4 de marzo), la fecha en que el Día mundial para combatir la obesidad, la revista científica Medicina natural publicó un consenso internacional para terminar con el estigma asociado al sobrepeso. Fue firmado por más de 100 instituciones, incluida una en nuestro país: la Sociedad Brasileña de Cirugía Bariátrica y Metabólica (SBCBM). Después de una extensa revisión de estudios, los 36 autores directamente involucrados con el artículo encontraron que los prejuicios comprometen la salud de las personas con sobrepeso y dificultan el acceso a medicamentos y tratamientos. Un fatofobia incluso contribuye a las altas tasas de obesidad en el planeta.
Los efectos de la fatofobia.
Los datos de esta revisión indican que esta es una práctica constante en el mundo. Entre los adultos obesos, del 19 al 42% sufren discriminación. Las tasas son aún más altas entre las mujeres y aquellas con un índice de masa corporal (IMC) más alto.
Esto se refleja principalmente en el bienestar mental. Gordophobia – aprenda más sobre el problema en nuestro podcast – se asocia con síntomas depresivos, altos niveles de ansiedad, baja autoestima, aislamiento social, estrés, uso de drogas y atracones.
En los niños, el efecto es potencialmente peor debido a la intimidación. En comparación con los adolescentes delgados, los que tienen sobrepeso son significativamente más propensos a experimentar aislamiento social y desarrollar trastornos mentales, especialmente ansiedad y depresión.
Además, estos actos de intolerancia están relacionados con una mayor ingesta de alimentos, abandono de la actividad física, dietas poco saludables y aumento de grasa con el tiempo. No, insultar o burlarse de las personas con sobrepeso no ayudará con la pérdida de peso. Por lo contrario.
¿Qué hacer para combatir este problema?
El documento publicado en el Medicina natural trae una serie de medidas a todas las esferas de la sociedad, con el objetivo de acabar con el estigma y, por lo tanto, combatir la obesidad sin caer en la fatofobia. También porque es innegable que el exceso de grasa corporal, principalmente visceral, ubicado en la parte inferior del abdomen, favorece enfermedades, desde diabetes hasta cáncer.
Hemos separado las tácticas principales señaladas en el siguiente artículo:
1. Educar a la población.
La principal causa de discriminación es la falta de conocimiento. Varias investigaciones ya señalan que la obesidad es un problema multifactorial, y no el resultado de la pereza y la indisciplina.
Además de los alimentos y la actividad física, factores como la genética, el sueño, el estrés, las hormonas y el uso de ciertos medicamentos influyen en el equilibrio. Los productores de alimentos y los legisladores también tienen su parte de responsabilidad.
Los medios de comunicación, los educadores, los profesionales de la salud, las universidades, las escuelas y el gobierno deben informar a la población sobre los peligros del alto peso. Pero estos mensajes siempre deben estar libres de prejuicios y ser consistentes con la evidencia científica moderna.
2. Mejoras en la formación de profesionales de la salud.
Una de las razones por las cuales las personas obesas no reciben terapias efectivas es el prejuicio arraigado en la formación de los propios médicos.
Un análisis de 21 encuestas examinó la percepción de los pacientes con sobrepeso cuando fueron vistos en consultas. Muchos se quejaron de un comportamiento desdeñoso, condescendiente e irrespetuoso por parte de los médicos. Otros tuvieron la impresión de que el médico no los examinó por completo, centrándose solo en la obesidad.
La evidencia analizada por los autores sugiere que los especialistas pasan menos tiempo con el personal con sobrepeso y brindan más orientación sobre cómo cuidar al flaco a diario. Por lo tanto, las universidades deberían incluir la enseñanza sobre las causas y los tratamientos de la obesidad en el plan de estudios.
3. Cambio en la infraestructura de oficinas y hospitales.
No tiene sentido tener una atención adecuada si no hay una mirada especial a la accesibilidad, pensando especialmente en aquellos que tienen obesidad severa.
Los espacios físicos (rampas, ascensores, sillas, camillas …) de hospitales e instalaciones médicas deben diseñarse teniendo en cuenta esta población.
4. Fomentar la investigación.
La obesidad está relacionada con problemas graves de salud pública. Por lo tanto, los estudios para buscar tratamientos y comprender mejor las causas de esta afección deben recibir financiación adecuada, proporcional a su prevalencia e impacto en la sociedad.
En este tema específicamente, los autores abordan la importancia de dedicar también más estudios a la diabetes tipo 2, que está estrechamente relacionada con el sobrepeso.
5. Creación de leyes contra la discriminación.
Los gobiernos deben redactar leyes para eliminar las desigualdades sociales basadas en el peso. La acción estatal es importante, porque la discriminación se enfrenta a los aspectos socioeconómicos.
Ejemplo: el documento muestra que las personas obesas trabajan más horas que los empleados delgados, pero no hay diferencia en términos de pago. Esto es cuando consiguen un trabajo, ya que es menos probable que los llamen para entrevistas. Y si esa persona es mujer, la posibilidad cae aún más.
Una investigación de 119,669 británicos reveló una fuerte asociación entre un IMC alto y un nivel socioeconómico bajo. Otra encuesta informó que las mujeres gordas tienen un mayor riesgo de trabajar en trabajos que no pagan bien y reciben menos que las mujeres delgadas y los hombres en general.
A pesar de reforzar la importancia de las acciones del gobierno, el documento no habla de la necesidad de mejoras en el transporte, la vivienda y el acceso a lugares para la actividad física, algo que estudios previos ya han informado son medidas eficientes.