Por el referéndum de eutanasia
Estoy a favor de la eutanasia. Desafortunadamente, he visto en mi familia y a mi alrededor el resultado de enfermedades devastadoras que lentamente se erosionan y matan en una terrible agonía hasta el final. Soy un gran defensor de los cuidados paliativos, pero soy consciente de que queda mucho por hacer en este campo en particular como alternativa.
Estas palabras no hablan de la muerte, hablan de la vida, y aprecio mucho la mía. Pero en mi caso, si tengo la desgracia de ser golpeado por una enfermedad o condición irreversible, sin ninguna posibilidad de cura o remisión, que no me permita mantener una vida digna, optaré por la eutanasia. También creo que aprobar la ley solo será cuestión de tiempo.
Dicho esto, estoy a favor de un referéndum. ¿Es porque? Creo que es un asunto demasiado delicado para que las partes legislen y que la decisión depende de la sociedad civil. Y que esta decisión debe estar precedida por un amplio debate sobre los muchos temas legales, técnicos, políticos y legislativos, e incluso el Código de Ética para profesionales de la salud, entre otros, que plantea la aprobación de la eutanasia.
Debe ser una particularidad porque tengo razón, cuestiono todo. Y cuando estoy de acuerdo desde el principio, pregunto dos veces. Los referéndums existen precisamente para consultar a los ciudadanos sobre temas tan complejos en la sociedad como la eutanasia. No estamos hablando de un tema político, y mucho menos de pertenecer a la dicotomía izquierda / derecha, sino de los valores estructurales de la sociedad.
Acuerde y apruebe o desapruebe, después de estar debidamente informado de lo que está en juego y consultar el asunto propuesto por las diversas partes en la Asamblea de la República. Consulte también los diplomas presentados en 2018 y por qué fueron reprobados.
En ese momento, los argumentos de las partes que presentaron proyectos eran los esperados: la libertad y la autonomía de una persona en sufrimiento insoportable decidiría su propio fin, que la voluntad y la decisión del paciente serían indispensables, garantizando que se garantizaría una ley inmune. las tentaciones de relajarse, de que ninguna muerte asistida avanzaría sin un largo proceso de viabilidad por parte de varias autoridades médicas, y que, sobre todo, la eutanasia no se defendería en detrimento o para compensar la ausencia de cuidados paliativos.
Varios partidos han vuelto a presentar propuestas en esta legislatura, pero si se aprueba la ley, con el NHS en su lamentable estado, donde es normal esperar un año o más para una consulta especializada, ¿cómo se implementará en la práctica? ¿Y donde? ¿Y por qué profesionales? ¿Con que presupuesto? ¿Y qué hay de hospitales y centros de salud privados?
Un referéndum sería importante para iniciar un debate exhaustivo sobre todos estos temas complejos antes de aprobar leyes ciegas.