Nuevos tiempos y viejas adicciones …
La pol铆tica es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra, una persona solo puede morir una vez, pero en pol铆tica varias veces. – Churchill
(Est谩 en marcha una campa帽a contra Raquel Varela, dirigida a debilitar su imagen en la opini贸n p煤blica, desprestigiarla. A modo de declaraci贸n de intereses, me considero su amiga y no siempre necesito estar de acuerdo con ella. puntos, pero no me alineo con el discurso pol铆ticamente correcto de la publicidad lo que algunos medios de comunicaci贸n afirman que son noticias.
Cuando un diario, sea el que sea, deja de informar y se convierte en el brazo armado de intereses indecibles, lo que est谩 en juego no es solo la libertad de prensa, sino el derecho que todos tenemos a acceder a informaci贸n fidedigna. No tengo nada en contra de los folletos publicitarios, ni siquiera en formato de peri贸dico. Simplemente no me gusta que se llamen a s铆 mismos un medio de comunicaci贸n. Llama a ti mismo lo que eres: langostas.
Por otro lado, nos enfrentamos a la huida de Rendeiro, bajo la justificaci贸n, siempre que s贸lo cuando se conozca este hecho, se sienta agraviado. Para ser como 茅ste pretende ahora, las sentencias trasladadas ser铆an ejecutadas 煤nica y exclusivamente por quienes de hecho estaban arrepentidos, lo que no parece ser el caso. Rendeiro no es el primero en huir, pero se registra la originalidad de su excusa. En el ineficaz mundo de la justicia, nuestro sentido del humor nos salva. Y Rendeiro demuestra que lo tiene, incluso a costa nuestra).
Un pueblo que no tiene memoria es, de entrada, un pueblo condenado. En mi familia se luch贸 durante d茅cadas para poder votar, con el dolor de algunos de sus integrantes. No se me ocurre prescindir de un derecho – que es a la vez un deber – que no nos fue entregado sino conquistado, por respeto a m铆 mismo pero, sobre todo, a trav茅s de la memoria.
Sin embargo, a medida que pasan los a帽os, veo que la pol铆tica se ha convertido en un pantano exclusivo de intereses personales y mi divorcio es inminente.
Nuevamente en un contraciclo, soy de los que no me involucr茅 para nada en las elecciones, me limit茅 a ver algunos debates y termin茅 votando sin mucha convicci贸n. Como muchos, me sorprendieron los resultados, no solo en Lisboa sino en otros municipios, a pesar de que siempre pens茅 que el orgullo pod铆a corresponder a un pecado capital y que las muertes en pol铆tica son solo c铆clicas.
Este fue el caso de Medina, a la que muchos atribuyen un enorme avance en el desarrollo de la ciudad, a pesar de los problemas: la movilidad, los precios inmobiliarios, la limpieza de calles y aceras han salido ilesos (o peor a煤n). Medina cre贸 fundamentalmente una ciudad para que la vieran los turistas y olvid贸 que quienes pod铆an votar por 茅l eran los que viven aqu铆 y a veces solo quieren poder recorrer medio metro en menos de diez minutos o que no hay m谩s basura volando en el calles.
Ahora se dice que vendr谩 un nuevo rumbo, que espero pase, m谩s all谩 de la atribuci贸n natural de cargos de asesores y afines, a la reflexi贸n y posterior resoluci贸n de los temas que enumer茅. encima.
Independientemente de esto, se debe prestar mucha atenci贸n al porcentaje de participaci贸n electoral y abstenci贸n. No se trata solo de burlarse de los ciudadanos que optan por mantenerse al margen, ya que tal estado, al menos en parte, se explica por el comportamiento de una 茅lite pol铆tica que, en lugar de buscar servir al pueblo, se limita a orientarse.
Si tal inercia portuguesa nos permite percibir parte de la abstenci贸n, seguramente habr谩 otro conjunto de razones que se relacionan con una reacci贸n por omisi贸n a esta turba que invadi贸 los lugares representativos de todos nosotros. Donde proliferan, pr谩cticamente no hay muertos pero hay muchos supervivientes.
Y vale la pena pensar seriamente en esta cuesti贸n, porque los cantos de sirena que se escuchan y que pueden capturar cierto descontento ciertamente no ser谩n la soluci贸n y, si tienen 茅xito, solo ser谩 cuesti贸n de un cambio de moscas. El resto permanece siempre y siempre es demasiado largo.
El autor escribe seg煤n la ortograf铆a antigua.