Ni más, ni menos, mejor





Desde que recuerdo que escucho un enfrentamiento entre enunciados binarios que, en mi opinión, son casi vacíos de contenido: el argumento de que cuanto más pequeño es el Estado, mejor es el Estado y el contrapunto de que un Estado grande es un Estado fuerte.





Estas afirmaciones equivalen a asumir que la calidad de una botella de vino se mide por la cantidad que servimos en la copa. No me parece.

El Programa de Recuperación y Resiliencia señala que una parte significativa de la asignación presupuestaria será ejecutada por el Estado, enumerando numerosas referencias a iniciativas para modernizar la Administración Pública.

No es mi intención opinar sobre si la distribución de las inversiones es la más correcta, sino enumerar algunos desafíos estructurales de la Administración Pública que no se pueden pasar por alto.

La Administración Pública portuguesa tiene capacidad para reformar sus instituciones por debajo de la media europea y es la segunda más reacia a la incertidumbre y al riesgo entre los países de la UE-27.

La buena capacidad de implementación y ejecución de la Administración Pública portuguesa, contrasta con una menor competencia en el marco de la estrategia y la planificación: quizás la mejor ilustración de este hecho sea la comparación del “milagro portugués” al inicio de la pandemia y la catástrofe de principios de 2021 (entonces sí, con tiempo para planificar).

El nivel de completitud de los servicios digitales proporcionados por la Administración Pública portuguesa es importante y una buena práctica europea, sin embargo, nuestros ciudadanos y funcionarios tienen niveles de alfabetización digital muy por debajo de la media de la UE-27.





A esto se suma el hecho de que en la Administración Pública cada vez se reduce más el número de empleados y mayores. En 2005, alrededor del 13% de los funcionarios públicos tenían más de 55 años. A fines de 2019, ese número era casi un tercio de los empleados.

La inversión en el Estado y la Administración Pública no puede ser ignorada por decisiones políticas difíciles y, en algunos casos, impopulares, de lo contrario los esfuerzos de modernización serán contraproducentes.

Es necesario reformar la Administración Pública para que sus Instituciones sean más inteligibles y funcionales para los ciudadanos y las empresas. Dicho diseño debe evitar ser un ejercicio puramente cuantitativo disfrazado de reestructuración o mejora, como lo fueron PRACE o PREMAC.

Es fundamental incrementar las habilidades de planificación, especialmente de la alta dirección y, en el límite, traer o subcontratar estas habilidades de manera competitiva dentro de la Administración Pública.

Es un error asumir que los beneficios económicos y la estabilidad son atractivos para los buenos líderes (que los tienen). Incluso pueden estar en funciones básicas, pero no para la alta dirección, donde normalmente se encuentran las responsabilidades estratégicas y de planificación.

Finalmente, la perpetuidad de las habilidades técnicas, en particular algunas carreras especiales en la Administración Pública, depende del rejuvenecimiento significativo de su personal.

El ejercicio de rejuvenecimiento tiene dos ventajas: por un lado, la transmisión de conocimientos que permite incrementar la permanencia de las funciones del Estado y, por otro lado, la inyección de nuevos valores y nuevos comportamientos que estimulan los procesos de cambio. .

Me parece que una modernización sin juventud es, cuando menos, patética.

El desafío no es reducir o aumentar el tamaño del Estado, sino garantizar un diagnóstico profundo de lo que es fundamental para mejorarlo y promover la pedagogía necesaria para que este proceso sea percibido por la ciudadanía.

Las plataformas tecnológicas y el hormigón son inversiones muy notorias, pero la modernización del Estado no puede ser un ejercicio de meramente pintar la fachada, sobre todo cuando hay obras estructurales por hacer en la casa que nos deben servir a todos.

Las afirmaciones de este artículo se basan en datos de la Comisión Europea, DGAEP, Sustainable Governance Indicators y la teoría de las dimensiones culturales de Geert Hofstede.

Ana Gomez

Ana Gómez. Nació en Asturias pero vive en Madrid desde hace ya varios años. Me gusta de todo lo relacionado con los negocios, la empresa y los especialmente los deportes, estando especializada en deporte femenino y polideportivo. También me considero una Geek, amante de la tecnología los gadgets. Ana es la reportera encargada de cubrir competiciones deportivas de distinta naturaleza puesto que se trata de una editora con gran experiencia tanto en medios deportivos como en diarios generalistas online. Mi Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/ana.gomez.029   Email de contacto: ana.gomez@noticiasrtv.com

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