Netanyahu usa a Bolsonaro en batalla por la reelección

Cuando se posó en Israel, Jair Bolsonaro desmontará la vieja estrategia brasileña para lidiar con el conflicto en Oriente Medio: apoyar la creación de dos Estados, un judío y un palestino. Concebida después de la Guerra de los Seis Días (1967), esa política rindió a Brasil excelentes relaciones con judíos y árabes.

No mas. La semana que viene, Bolsonaro romperá el equilibrio a favor del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, que promete eliminar del menú la solución de los dos Estados.

El giro no es producto de una cuidadosa planificación diplomática ni de un plan para construir algo en el lugar de lo que será destruido. Se trata, más bien, de un impulso inspirado por Donald Trump.

Es por eso que la política detrás de la visita es tan importante.

A comenzar por el timing. Netanyahu insistió en que el viaje se realizara días antes de la elección en la que corre el riesgo real de perder el cargo después de diez años en el poder.

Con Bolsonaro la tira, él pretende mostrar a su electorado que aún consigue atraer amigos en el exterior, denunciando a los opositores que lo acusan de estar cada día más aislado.

Como Bolsonaro importa en el cálculo electoral del colega israelí, el presidente brasileño obtendrá buena parte de lo que pide -acordos en las áreas de defensa, ciencia y tecnología, seguridad pública, aviación civil y seguridad cibernética.

En cambio, Netanyahu quiere fotos con Bolsonaro para la propaganda electoral. Ocurre que, para tener algún efecto, esas imágenes necesitan hacer los titulares de la prensa israelí.

De ahí la propuesta inédita hecha por Tel Aviv de que Bolsonaro acompañe al primer ministro al Muro de las Lamentaciones y al territorio ocupado por Israel en el Golán. La otra demanda israelí es un anuncio de cambio de la embajada de Brasil desde Tel Aviv a Jerusalén.

Brasilia aún no ha confirmado si atenderá a los pedidos. Hacerlo sería contaminar las relaciones de Brasil en todo el Oriente Medio, en casi toda América Latina y en la mayoría de los organismos internacionales.

No a toa, el viaje divide al gobierno brasileño. Por un lado, militares, exportadores y la comunidad árabe esperan que Bolsonaro no ceda. Por otro lado, la familia del presidente y parte de la comunidad evangélica presionan en la dirección opuesta.

El personaje central es Yossi Shelley, representante de Netanyahu en Brasilia.

Abrasivo, Shelley entra en los gabinetes de Brasilia con el pie en la puerta. Habla como quien da órdenes. La dureza que él usa en el trato con el propio presidente de la República sólo tiene paralelo en aquella usada por embajadores estadounidenses tras el golpe de 1964.

Netanyahu juega al todo o nada. La semana que viene, Bolsonaro tendrá que decidir está dispuesto a pagar la cuenta.

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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