Mujeres vestidas de criadas protestan por la reforma judicial en Israel
Mujeres vestidas de doncellas se han sumado a las protestas de las últimas semanas en repudio a la controvertida reforma judicial y a la coalición de extrema derecha que gobierna Israel.
Con capas rojas y sombreros blancos, se manifestaron como personajes de la serie «El cuento de la criada», una distopía sobre un país tomado por el ultraconservadurismo.
En la octava semana consecutiva de protestas, miles salieron a las calles en varias ciudades del país. Según la emisora israelí Canal 12, unas 100.000 personas se unieron a las manifestaciones de este sábado (25) en Tel Aviv, 30.000 en la ciudad de Haifa y miles más en otros lugares.
Las principales vías de las grandes ciudades fueron cerradas por la policía para la organización de mítines. Varios políticos de la oposición se unieron a las manifestaciones, según el diario israelí The Times of Israel.
Los manifestantes portaban pancartas con mensajes críticos con el gobierno del primer ministro Binyamin Netanyahu: «Sin Constitución, Sin Democracia», «No pasarán» y «Los reemplazaremos».
Las protestas en Israel son frecuentes desde que el gobierno presentó una propuesta para limitar los poderes del Poder Judicial y ampliar los del Legislativo. En la práctica, el proyecto de ley otorgaría superpoderes a Netanyahu y sus aliados. Los críticos dicen que la reforma debilitará la democracia.
El miércoles pasado (22), la Knesset, el Parlamento israelí, avanzó en la discusión para la aprobación de la reforma. Los parlamentarios aprobaron en primera votación una propuesta que permite incluir, en la mayoría de los proyectos de ley, una cláusula que impide a la Justicia revisar el texto en cuestión. El texto aún debe pasar por dos votaciones más.
Los manifestantes que se caracterizan como siervas ven en la reforma el avance del conservadurismo en la administración más derechista de la historia de Israel y que reúne a ministros extremistas. También creen que el proyecto de ley evitará que la Corte Suprema proteja los derechos de las mujeres.
Bibi, como se conoce al primer ministro, acusó a los opositores y manifestantes de intentar «la anarquía en el país». El líder opositor, el ex primer ministro Yair Lapid, dijo que con la declaración, el gobierno incitó a la violencia, dividiendo a la nación.
Netanyahu argumenta que el cambio es necesario para sacar la justicia de las manos de «magistrados elitistas y sesgados».
Para los opositores, el plan socava la independencia del poder judicial, debilitando el equilibrio de poderes. Israel no tiene una constitución escrita y dado que los gobiernos casi siempre tienen una mayoría en el parlamento, los poderes ejecutivo y legislativo tienden a actuar en sincronía en lugar de trabajar como contrapesos.
La propuesta de reforma también es atacada por instituciones financieras y empresarios de alta tecnología, quienes advirtieron al gobierno que el plan podría causar daños a la economía israelí. Para ellos, ya existe una carrera por retirar fondos del país, lo que ha resultado en la devaluación del shekel frente al dólar.
Las encuestas muestran que la mayoría de los israelíes quieren que las reformas sean más lentas, para permitir el diálogo con quienes se oponen a ellas, o que se archiven por completo.
El mes pasado, la presidenta del Tribunal Supremo de Israel, Esther Hayut, dijo que la reforma judicial podría dar un «golpe fatal» a la independencia de los jueces. Además de la reforma, el gobierno de Netanyahu ha sido criticado por expandir los asentamientos en Cisjordania en un momento de crecientes tensiones en la región.
