Misión en Haití tuvo intercambio de acusaciones de la ONU con policía local
Los primeros pasos en Brasil por delante de la fuerza militar de la ONU en Haití, que comenzaron 15 años completos, el sábado (primero), se caracterizaron por la falta de estructura y el espacio de disputa entre los diversos organismos que tratan de dar una apariencia de orden en el país.
El retrato está en documentos confidenciales de la ONU, Itamaraty y el Ministerio de Defensa hoja.
La Minustah (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití) operó hasta octubre de 2017, siempre bajo mando militar de Brasil.
Con la participación de 20 países, la misión fue creada por el Consejo de Seguridad de la ONU tras la caída del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, en febrero de 2004.
El mayor callo para los brasileños era la Policía Nacional Haitiana (PNH), descrita como ineficiente y violenta en informes internos.
Un ejemplo ocurrió el 25 de febrero de 2005, cuando 400 personas salieron a las calles de la capital, Puerto Príncipe, para protestar en el primer aniversario de la caída de Aristide, que dejó al país al borde de una guerra civil.
Manifestantes dispararon palos y piedras contra la policía y militares de la ONU. Según el relato del general brasileño João Carlos Vilela Morgero, la policía invirtió contra los manifestantes "con violencia descabellada y sin ninguna coordinación".
A continuación, abandonó el área, dejando a la Minustah la tarea de contener la violencia.
El mando civil de la misión de la ONU, a cargo del chileno Juan Valdés, resonaba esa pésima imagen. En un informe de 31 de agosto de 2005, menciona una masacre cometida 11 días antes por policías haitianos durante el partido de fútbol en Martissant, al sur de la capital.
Según el relato, los policías obligaron a todos los que estaban en el estadio a acostarse en el suelo. Algunos fueron esposados y pasaron por una especie de clasificación por mascarados que operaban bajo la protección de los policías.
Una parte fue liberada, y los restantes fueron atacados con hachas y revólveres. De 9 a 11 personas murieron.
"Lo que preocupa es que parece haber apoyo político para ejecuciones sumarias si las víctimas son" bandidos ".
La antipatía por parte de Haití era recíproca, como muestra el informe del entonces primer ministro Gerard Latortue al Consejo de Seguridad de la ONU el 7 de junio de 2005.
Los problemas de seguridad, según él, eran de la ONU, que necesitaba mejorar la calidad de los militares enviados, pues algunos "no hablan francés y necesitan (hablar), para identificar elementos criminales".
También cobra mayor coordinación entre la policía haitiana, los militares y policías enviados por la ONU. Sobre las acusaciones contra la PNH, el primer ministro no se manifestó.
Incluso dentro de la Minustah había desacuerdos. Los brasileños no escondían la impaciencia con la parte civil de la misión, que debería complementar la acción militar con proyectos sociales y económicos.
En un informe de junio de 2005, el general Morgero califica como "injustificable la inercia de otros segmentos de la Minustah".
Siete meses después, su sustituto al mando del batallón brasileño, el coronel Adilson Mangiavacchi, reclamaba que el mando civil de la misión colocaba impedimentos a acciones sociales de los militares.
"Las actividades de ayuda humanitaria siguieron sufriendo algún tipo de restricción por parte de la Minustah. (…) Siempre creemos que ese tipo de actividad nos traería la confianza y el apoyo de la población ", dice el coronel.
Otro problema citado en los informes era la falta de estructura, principalmente helicópteros, ambulancias, hospitales y un sector de inteligencia.
"La falta de un servicio de inteligencia adecuado, tanto de la Minustah y de la policía, dificulta sobremanera la identificación de esas fuerzas (pandillas) y la consiguiente planificación operacional eficaz", escribió en un informe confidencial el general Morgero.
En diciembre de 2005, la misión pidió al Departamento de Operaciones de Paz de la ONU tres o cuatro helicópteros para auxiliar tropas en tierra. Sin ellos, alegó la Minustah, sería imposible detectar el movimiento de pandillas en medio de la población en las favelas.
Ambulancias blindadas también eran objetos codiciados. Una de ellas fue solicitada para atender al contingente brasileño.
"Podemos anticipar que tropas brasileñas estarán cada vez más activas en Puerto Príncipe y necesitarán el máximo nivel de protección", dice Valdés.
Otro lado
El Ministerio de Defensa afirmó, en nota, que la Policía Nacional de Haití tenía "enormes deficiencias estructurales y de efectivo" al inicio de la misión y precisó de tiempo para estructurarse.
"Cabe recordar que al término de la Minustah la PNH ya había sido bastante mejorada, habiendo sido capaz de asumir la responsabilidad por toda la seguridad de Haití", dice la cartera.
Sobre las carencias de estructura, el ministerio afirma que al principio "hubo realmente una demora en la disponibilidad de los medios necesarios para el cumplimiento de la misión", debido al retraso en la llegada de contingentes de otros países a Haití.
Según la asesoría del general Augusto Heleno Ribeiro, primer comandante de Brasil en Haití y actualmente jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, "la estructura material no era la ideal, sino la suficiente".
El GSI afirmó que Heleno siempre defendió haber una sección de Gestión de Proyectos dentro de la Minustah, para agilizar programas sociales.