Mejorar los salarios sin penalizar a las pymes
Portugal es un país con salarios bajos en la mayoría de los sectores, actividades y profesiones, en comparación con sus socios comunitarios. Varios factores han impedido una valoración más justa y equilibrada del trabajo, a saber, la escasez de capital, el déficit de competencias y la baja productividad. Además, hasta hace unos años, la competitividad dependía en gran medida de los costos del factor laboral, lo que ejercía presión sobre la nivelación de los salarios por debajo.
El Salario Mínimo Nacional (SMN) no es una excepción y también es uno de los más bajos de Europa. En 2019, a precios constantes y considerando la paridad de poder adquisitivo, Portugal tenía un valor de SMN anual por debajo de los países con los que nos comparamos habitualmente, como España y Grecia, y otros que luego entraron en la UE, como Eslovenia o Lituania.
Aún en la legislatura anterior, el Gobierno y los interlocutores sociales acordaron un aumento gradual del SMN. El objetivo es elevar su valor hasta los 750 euros, de aquí a 2023. Es un objetivo ambicioso pero justo, dado el impacto en la calidad de vida de casi 750 mil personas (universo de trabajadores que reciben el SMN). El SMN es sin duda una herramienta imprescindible para dignificar el trabajo y promover la equidad social.
Además, el auge del SMN no tuvo un impacto negativo sobre el empleo y la competitividad. Dado que el incremento fue escalonado y moderado, las empresas pudieron absorber el impacto financiero de la medida y ajustar su gestión a los nuevos valores retributivos. Aun así, el crecimiento del SMN obligó a realizar un esfuerzo de tesorería de las pymes, especialmente en los sectores intensivos en mano de obra, que son, al mismo tiempo, los más exportadores.
En el actual contexto de contracción económica provocada por la pandemia, el incremento del SMN en 30 euros mensuales (que asciende a 665 euros) obligará a las empresas a redoblar su esfuerzo de tesorería. El tejido empresarial está muy debilitado por la falta de demanda y consecuentemente de liquidez, lo que hace que esta subida del SMN sea insoportable para muchas empresas. No se trata de la equidad del aumento, sino de su comportamiento para las pymes que, siendo viables, se encuentran circunstancialmente descapitalizadas.
Por todos estos motivos, me complace la intención del Gobierno de compensar a las empresas por el aumento de tarifas derivado del aumento del SMN. De hecho, la medida está en línea con las propuestas que ANJE presentó al Ejecutivo con el objetivo, precisamente, de apoyar el personal y otros gastos de las pymes, con el fin de paliar sus necesidades de tesorería en un momento especialmente difícil para la economía portuguesa.
Pero es fundamental que el diseño de esta medida compensatoria se ajuste, de hecho, a las necesidades del tejido empresarial y contribuya de forma eficaz a mitigar el impacto de las cargas de la subida del SMN, especialmente a nivel de la TSU. Además, el apoyo debe ser operativo rápidamente y el acceso de las pymes no debe requerir procesos burocráticos y prolongados.
Finalmente, creo que es importante complementar esta compensación por el alza del SMN con incentivos para aumentar la productividad y la competitividad, dos indicadores con los que el tema salarial está directamente relacionado. Es necesario crear las condiciones para un aumento efectivo de la productividad y la competitividad, concretamente intensificando la formación profesional, acelerando la transición digital y permitiendo la gestión de las PYME.