Mediterráneo





Braudel (1902-1985), que dejó obra ineludible sobre las culturas de las márgenes del Mediterráneo, identificaba tres civilizaciones, organizadas en tres religiones y tres centros: la civilización romana o cristiana, centrada en Roma, que se extiende desde Italia a la Galia ya la Ibérica – y luego se extenderá sobre los bárbaros del norte de Europa y aún después sobre las Américas; la civilización griega ortodoxa, centrada en un lado, pero caminando alrededor de Bizancio y después de Moscú y que se extiende desde Grecia ya través de la península balcánica hasta Moscú; y la civilización islámica, centrada en La Meca, que incluye el imperio persa y el territorio cartaginés, a lo largo de los márgenes saharianos hasta las columnas de Hércules, y luego corre hacia el este, hasta el subcontinente indio – donde encuentra otra poderosa civilización , la china. Braudel insiste en una característica muy importante de las civilizaciones: "donde estaban en el tiempo de César, continúan estando en la época de Kemal y Nasser". Las civilizaciones están "inmóviles en el espacio y en el tiempo". En el espacio: en los enfrentamientos, la victoriosa penetra frecuentemente en el territorio contrario: los cruzados en Palestina, el Islam en Iberia y en los Balcanes. Pero cuando retiran, nada queda: los siglos de dominio pueden desaparecer en pocos años. En el tiempo: no hay diferencia significativa entre el traje del hombre de Babilonia descrito por Heródoto y el traje árabe moderno. El mismo Heródoto se burla del hábito que tienen los egipcios de su tiempo de doblarse en plena calle, bajando las manos hasta las rodillas – como perros.





En el resquicio de la Guerra Fría el científico político Samuel P. Huntington escribió un artículo donde argumentaba que "las fuentes fundamentales de conflicto en este nuevo mundo" no serían primariamente "ideológicas o económicas" sino "culturales". Las naciones se mantendrían como elementos principales del marco internacional pero los principales conflictos se desarrollaría entre "diferentes civilizaciones". El artículo, muy revisitado después del 11 de septiembre y la declaración de la "guerra contra el terror" por George W. Bush, se titulaba "El choque de las civilizaciones?", Pero ni la interrogación del título impidió la habitual histeria de las buenas almas , que acusaron a Huntington de defender el enfrentamiento y la matanza entre los pueblos. A la parte una verdad no ser abatible sobre la base del argumento de ser desagradable, sucede que Huntington tiene, en realidad, una posición conservadora y nada imperialista. Lo que él dice es que la civilización occidental, al contrario de lo que los entusiasmos liberales supusieron al final de la Guerra Fría, no es y no puede ser universal. Afirma, al igual que Braudel, que la realidad de larga duración de las civilizaciones se superpone a otras realidades, incluidos los Estados-nación en que se supuso que el nuevo orden mundial se basaría. Y, de hecho, lo que hemos visto asistiendo en las dos últimas décadas es el regreso de esas realidades temporalmente sumergidas por el duelo de la Guerra Fría. A esa luz, las figuras de Putin y Xi Jinping, al frente de los bloques ortodoxo y chino, se perciben mejor. Tal como se percibe el brazo de hierro entre Irán y Arabia Saudita, herederos de los dos brazos, persa y sahariano, del imperio islámico. En esta Historia renovada, es el Occidente que está sin rumbo, entre potencias sin fuerza (Canadá, Europa) y unos Estados Unidos perdidos en sus fantasmas, como Lear.

Contra este entendimiento de la historia humana se levantan los que, como Edward Said en su libro "Orientalismo: el Oriente como invención del Occidente", entienden que las civilizaciones no pasan de construcciones ideológicas. Las evidencias nos desmienten a cada paso. En Bosnia, ese exiguo territorio balcánico donde los siglos reunieron las tres grandes civilizaciones mediterráneas – romana, ortodoxa e islámica – dando origen a tres poblaciones, respectivamente croatas, serbios y bosniaks, no hay, no hubo ningún motivo serio para que las personas se matasen de la manera que lo hicieron, excepto usos y costumbres – cuestiones de civilización. Cuando se mira a las paredes de las casas trazadas por las balas y los cementerios que invaden cada pendiente (y volveré a hablar en esto), se percibe que no llega decir que no hay fronteras en el cielo; las fronteras están en la cabeza de las personas, que es donde cuenta.

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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