Más pornografía, menos sexo. Así es la vida de los millennials
Los jóvenes entre los 20 y los 24 años, los "milenios", tienen menos sexo que las generaciones anteriores. Además de vivir más tiempo en casa de los padres de lo que los padres vivieron con los abuelos, hay otro elemento inhibidor: la pornografía en línea.
Nunca fue tan fácil encontrar a potenciales parejas sexuales como ahora. No hay que salir de casa. Sentados en el sofá, a través del Tinder, es posible hacer un match.
Sólo que la ciencia se contradice a quien cree que los jóvenes tienen más sexo que sus antepasados. Un estudio, que involucró a más de 27 mil entrevistados, demuestra que la generación Millennial tiene menos sexo que las personas con las mismas edades desde hace 30 años. Es decir, los más jóvenes hacen menos sexo hoy que sus padres cuando tenían la misma edad.
Y la verdad es que los números son claros. El porcentaje de adultos, nacidos en los años 90, que nunca tuvieron un socio sexual después de los 18 años es más del doble que el de la generación nacida en los años 60. Subió del 6% al 15%.
El artículo publicado en la revista científica "Archives for Sexual Beahviour", y de la autoría de tres universidades de Estados Unidos, presenta datos recogidos desde finales de los años 80. La gran novedad es que hubo un cambio en el comportamiento sexual de las personas.
Las tecnologías más disponibles no garantizan más sexo
El cambio en los hábitos sexuales coincide con el crecimiento en el acceso a la tecnología. En 2011, sólo el 50% de los jóvenes estadounidenses poseía un smartphone. Actualmente, casi todos los Milenios tienen un teléfono inteligente. "Las señales de que los más jóvenes están haciendo menos sexo son claros", explica, al JN, Michael Malcolm, especialista en economía, de la Universidad de West Chester, en Estados Unidos.
"Las nuevas tecnologías que hacen es ayudar a mejorar la calidad de los encuentros. Estas aplicaciones, como el Tinder, facilitan el encuentro entre personas con los mismos gustos", señala el investigador, justificando el menor número de relaciones sexuales, en un momento en que las nuevas tecnologías de encuentros están de moda. "Los más jóvenes prefieren esperar el" match "perfecto para asumir una relación más seria", añade.
Pornografía en aumento
Otro elemento que deja a los científicos curiosos se refiere al aumento del consumo de pornografía. El "pornhub", uno de los sitios más utilizados para el consumo de pornografía, ha visto el número de visitas de abismo en los últimos años. En 2009, sólo a través de usuarios en Estados Unidos, el sitio recibió 12 millones de visitas. En 2012, fueron 25 millones. En cinco años subió 50 millones, para los 75, registrados en 2017.
Joseph Price, economista de Brigham Young University, demuestra, en un artículo publicado en la revista científica Journal of Sex Research, que lo que sucede con el pornhub es, en realidad, un indicio de una realidad más amplia. Los jóvenes adultos masculinos consumen el 16% más pornografía que las mismas generaciones nacidas en los años 70. Ya en las mujeres de la misma generación, el aumento es del 8%.
"La pornografía gratuita, anónima y fácil acceso puede tener consecuencias en la vida sexual", admite Michael Malcolm.
El experto cree que "las oportunidades alternativas que Internet crea" pueden ayudar a justificar la reducción del número de nuevos nacimientos. Pero añade otros factores: "Los costos asociados a tener hijos son un factor que debe ser tenido en cuenta".
Los riesgos de la pornografía online en la salud de los hombres
Otro estudio, que involucró a dos mil hombres del Reino Unido, reveló que el 50% de los encuestados admite tener problemas en mantener una erección. En el trabajo científico, algunos de los encuestados demuestran tener miedo de no ser tan buenos como los "hombres verdaderos".
Al "The Telegraph", el escritor Ian McEwan dijo que la pornografía está deformando las expectativas de la población más joven en relación al sexo. La ansiedad será incluso una de las consecuencias provocadas por el aumento del consumo de pornografía. Es que, de la misma forma que el sexo que se ve en Internet ayuda a objetivar el cuerpo de la mujer, también hace que los hombres quieran alcanzar la misma actuación de los actores de esas películas.