Los institutos de investigación brasileños llegan a Portugal en una elección indefinida
La creciente presencia de brasileños en Portugal llegó ahora a las encuestas electorales, con dos institutos brasileños realizando encuestas para la elección del Parlamento portugués, el próximo domingo (10). El desafío es diagnosticar una elección competitiva, en la que las fuerzas tradicionales de izquierda y derecha casi siempre aparecen en un empate técnico.
Convocadas poco después de la caída del primer ministro socialista António Costa, que dimitió en medio de investigaciones de corrupción en el seno del gobierno, las elecciones podrían marcar la salida del poder de la izquierda, que gobierna el país desde noviembre de 2015.
Es en este acalorado escenario que el Ipespe (Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas) se convirtió en la primera empresa brasileña en realizar encuestas para una televisora del país europeo, CNN Portugal. «Hemos estudiado mucho las investigaciones difundidas en otras elecciones para conocer la dinámica portuguesa», dice el politólogo Antonio Lavareda, presidente del consejo científico del Ipespe.
En Portugal, las encuestas electorales públicas sólo pueden ser realizadas por empresas registradas en el ERC (Entidad Reguladora de la Comunicación Social). Antes de ser divulgadas deberán ser comunicadas al organismo.
Para cumplir con todos los requisitos, Ipespe abrió una especie de filial portuguesa, Duplitrica. Aunque ya está regulada, la empresa aún no cuenta con la autorización del CNE (Comisión Nacional de Elecciones) para realizar encuestas a boca de urna.
Un posible incumplimiento de los requisitos regulatorios portugueses ha puesto en duda el desempeño de otra empresa brasileña, Paraná Pesquisas. Para viabilizar su estudio, la empresa paraná contrató a Intercampus, instituto portugués acreditado por el ERC. La encuesta y su metodología, sin embargo, no fueron comunicadas previamente a la agencia reguladora.
Paraná Pesquisas inicialmente difundió la encuesta a los medios de comunicación brasileños, además de publicar el material en su sitio web. Posteriormente, los resultados aparecieron en Folha Nacional, el periódico del partido ultraderechista portugués Chega, hoy tercera fuerza en la disputa por el Parlamento.
La encuesta fue la primera en mostrar al partido, que recibió el apoyo público del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, en un empate técnico con el Partido Socialista y la Alianza Democrática, formada por partidos tradicionales de derecha.
A través de su consultoría, Murilo Hidalgo, uno de los socios del instituto, afirmó que la investigación «fue diseñada para ser utilizada y difundida en el mercado brasileño y posteriormente fue utilizada, sin nuestra autorización ni conocimiento, por un periódico asociado a un partido político».
Aunque dice estar dispuesta a cooperar con ERC, Paraná Pesquisas declaró que hasta el viernes (1) no había sido notificada oficialmente de la investigación. Según la interpretación de la empresa, el foco del procedimiento debería ser Folha Nacional, «que hizo mal uso de investigaciones publicadas en otro país».
Convocado por la agencia reguladora para hacer declaraciones, el instituto portugués Intercampus tiene otra interpretación. El responsable de la empresa, António Salvador, dijo que pasó toda la información regulatoria a Paraná Pesquisas, y ésta le aseguró que el material no sería publicado.
«Tan pronto como la investigación apareció en Portugal, fui inmediatamente a depositarla [na entidade reguladora], porque sabía que habría problemas. Y lo hice”, afirma Salvador. Pese a ello, da por terminado el episodio.
El instituto de Paraná, sin embargo, acusó a los portugueses de apropiarse indebidamente de la investigación contratada.
«De hecho, fue Paraná Pesquisas la que se sintió engañada […] La expectativa era que la empresa [Intercampus] aplicó los cuestionarios a la muestra prevista y luego transmitió los datos recopilados a Paraná Pesquisas, que podría difundir los resultados en Brasil. […] Intercampus, además de mentir, se apropió de esta información y validó los resultados publicados”, afirma la empresa.
Para el politólogo António Costa Pinto, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, la llegada de institutos de investigación brasileños es una profundización del movimiento cambiario iniciado hace más de dos décadas, con la llegada de comercializadores de Brasil.
«Las empresas de comunicación brasileñas tienen fama de ser de muy buena calidad y, por eso, son contratadas por partidos políticos y dirigentes portugueses. Esta internacionalización en el mercado de habla portuguesa ya cuenta con algún respaldo previo», afirma.
Según Costa Pinto, sin embargo, el movimiento parece extraño desde el punto de vista comercial, teniendo en cuenta el tamaño del mercado portugués. Con alrededor de 10,3 millones de habitantes, el país tiene menos de un tercio de los votantes en el estado de São Paulo. En su opinión, puede haber otras razones, como «factores políticos».
Los institutos brasileños podrían, en teoría, beneficiarse de una cierta desconfianza hacia algunas empresas portuguesas. En las últimas elecciones, en 2022, la mayoría de las encuestas no indicaban un escenario de mayoría absoluta para el Partido Socialista.
En la más reciente encuesta, difundida por el diario Expreso el viernes, la Alianza Democrática aparece con el 21% de la intención de voto, apenas un punto porcentual más que el Partido Socialista. En tercer lugar, Chega, con un 12%.
La suma de preferencias de la derecha supera el total de la izquierda, lo que podría viabilizar la formación de un gobierno dentro de este espectro político. Sin embargo, es probable que la resistencia de las siglas tradicionales a unirse a los populistas Chega complique las negociaciones para un posible acuerdo. A una semana de la votación, no se descarta ningún escenario.