Los brasileños pasan más horas de ocio usando pantallas
No hay duda de que las personas pasan más tiempo frente a las pantallas, ya sea por necesidad, trabajo u ocio. El problema es que cada vez son más las horas que se deberían dedicar a actividades de ocio frente al ordenador, el móvil o la tablet.
El hallazgo es de una encuesta realizada por la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y que fue publicada en el Revista estadounidense de promoción de la salud.
El estudio fue realizado por el Programa de Posgrado en Salud Pública de la UFMG y se basó en datos de la encuesta Vigitel (Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo y Protección para Enfermedades Crónicas por Consulta Telefónica), del Ministerio de Salud, referente a los años 2016 y 2021. En total, se analizaron más de 265.000 entrevistas realizadas en el período a adultos mayores de 18 años.
Según los resultados, el tiempo de ocio pasado en el grupo denominado CCT (móvil, ordenador o tableta) aumentó en promedio de 1,7 a 2 horas por día en el período analizado.
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Otro dato que llamó la atención fue el aumento de la frecuencia de los adultos que pasan 3 o más horas de ocio al día en TMC, saltando del 19,9% al 25,5%.
Según la encuesta, este uso intenso y prolongado de las pantallas en el tiempo libre era relevante en todos los grupos sociodemográficos y más común entre los jóvenes, de 18 a 34 años.
La encuesta también mostró que el tiempo promedio dedicado a ver televisión se mantuvo estable (de 2,3 a 2,2 horas por día).
Según la investigadora Pollyana Costa Cardoso, responsable del estudio, el tiempo de pantalla es una de las principales expresiones del comportamiento sedentario y, por lo tanto, está asociado con varios resultados adversos para la salud, especialmente relacionados con las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ENT), como el desarrollo cardiovascular enfermedad y diabetes tipo 2.
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Ella señala, sin embargo, que el comportamiento sedentario es diferente de la inactividad física.
“La conducta sedentaria es aquella que mientras estamos despiertos con bajo gasto energético, cuando estamos sentados o acostados. Implica diferentes tipos de actividades: ver televisión, usar teléfonos celulares, computadoras o tabletas, jugar videojuegos. Cuando entendemos este concepto, también entendemos por qué el tiempo de pantalla es el principal indicador del comportamiento sedentario”, destacó Pollyana.
Todavía no hay una determinación de la cantidad de horas que se consideraría un uso excesivo o prolongado de las pantallas en base a alguna pauta o recomendación global. La definición de este tiempo aún está en discusión por parte de la comunidad científica.
Telegrama
Pero, según Pollyana, hay estudios que han avalado y fortalecido los hallazgos de que a partir de las 3 horas ya tenemos un impacto importante en los resultados de salud desfavorables, por lo que ese fue el tiempo que se tomó como base para el estudio.
Pollyana también explicó que hay cuatro dominios de actividades que se pueden realizar usando pantallas: ocio, trabajo, hogar o desplazamientos, y el estudio evaluó solo el ocio.
“Evaluamos el tiempo de ocio frente a la pantalla, que es el momento en que las personas tienen la posibilidad de elegir cambiar su comportamiento y decidir permanecer en la pantalla.
Además, el comportamiento sedentario es un tema central en la agenda mundial de salud pública”, explicó el investigador, quien señaló que este tipo de análisis puede apoyar el diseño y desarrollo de políticas de salud pública para reducir el sedentarismo.
La investigadora también afirmó que hace tiempo que nota cambios en los patrones de estilo de vida de las personas, que implican cambios en los patrones de urbanización, transporte y uso de la tecnología. Todo ello, explica Pollyana, acabó aumentando nuestro comportamiento sedentario.
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“Cambiamos la forma en que interactuamos, nos entretenemos y nos informamos. El uso de las pantallas cada vez tiene más fuerza, está más presente. Cuando vemos el aumento en el uso de pantallas, con exposición prolongada, asumimos que además de este cambio de estilo de vida, la pandemia también ha potenciado ese cambio”, dijo, destacando que el estudio incluyó un análisis de dos años durante el La pandemia y el impacto específico de la pandemia serán respondidos en otro estudio, a punto de ser publicado.
Para Pollyana, el resultado es preocupante porque el sedentarismo es considerado uno de los mayores factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles y refuerza que se trata de un comportamiento potencialmente alentado por el menor acceso a otras opciones de ocio.
“Nuestros números son similares a los de los países de ingresos altos y estas similitudes sugieren que estos comportamientos se están extendiendo a un ritmo acelerado, incluidos los países de ingresos medios, como es el caso de Brasil”, dijo. “Tiene otros impactos en la salud en su conjunto y por eso estudios como este son tan importantes para monitorear y apoyar los sistemas de vigilancia en salud del país”, concluyó.
*Este texto fue publicado originalmente en Agência Einstein.