Los alimentos saludables son antídotos contra las enfermedades cardiovasculares crónicas
Hipócrates, considerado el padre de la medicina, dijo en la antigua Grecia: “Que tu comida sea tu medicina, y deja que tu medicina sea tu comida”. Lo que comemos puede contribuir enormemente al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), que incluyen hipertensión arterial, diabetes, cánceres y enfermedades respiratorias. En conjunto, estos males representan el 74% de las muertes brasileñas, según el Posición sobre Consumo de Grasas y Salud Cardiovascular, documento elaborado por cardiólogos y nutricionistas de todo el país. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) están en el centro de este ranking, con alrededor de 400 mil muertes al año.
Pero lo que hace que el escenario sea aún más impactante es la certeza de que, en muchas situaciones, estos problemas se evitarían sin medicamentos o tratamientos invasivos. Bastaría para “hacer lo justo”: el consumo regular de frutas y verduras reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares hasta en un 30%.
Por otro lado, el exceso de alimentos ricos en grasas trans y animales, frituras, alimentos procesados y carbohidratos refinados -por nombrar los más presentes en la mesa del brasileño- es el gran enemigo del corazón. Estos elementos favorecen la acumulación de placas grasas en las arterias, dificultando el paso de la sangre y aumentando el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares. El uso de sal además de la medida recomendada por la OMS (una cucharadita al día) ayuda a promover la hipertensión.
Para completar este menú poco saludable, debemos abordar el aumento de peso excesivo. La obesidad, que también es provocada por el consumo excesivo de alimentos calóricos y la falta de actividad física, abre la puerta a una serie de problemas cardiovasculares, como la hipertensión y la diabetes tipo 2.
Si, en un principio, las restricciones provocadas por el coronavirus estimularon el consumo de alimentos calóricos y un estilo de vida sedentario, podemos decir -con satisfacción- que el “enchufe” del brasileño está cayendo. Según un estudio del Centro de Investigaciones Epidemiológicas en Nutrición y Salud de la Universidad de São Paulo (Nupens / USP), la pandemia ha provocado cambios positivos en los hábitos de mesa, con énfasis en la presencia más frecuente de alimentos caseros y frescos. Los resultados también mostraron un aumento en el consumo de frutas, verduras y frijoles (del 40,2% al 44,6%).
Y así es realmente. Al adaptar la ingesta calórica, incluyendo cereales, frutas y verduras en la dieta y controlar la ingesta de carbohidratos refinados y alimentos ultraprocesados, priorizando las grasas más saludables sobre las saturadas y trans, te alejas más de las enfermedades crónicas no transmisibles. Evitar el tabaco, reducir las bebidas alcohólicas y poner el ejercicio físico en la rutina son otras medidas fundamentales.
De la teoría a la práctica
Para contribuir a este movimiento, la Sociedad de Cardiología del Estado de São Paulo (SOCESP) acaba de lanzar un libro electrónico con recetas sabrosas y saludables. Están indicados tanto para quienes ya tienen problemas cardíacos como para quienes quieren prevenirlos, manteniendo una dieta equilibrada.
La lista de opciones va lejos de la comida sin sabor. El proyecto, que contó con la participación del chef João Alcântara, incluye delicias como antipasto de cebolla y frijoles cariblancos, tarta de plátano con nueces y canela, ñoquis de ñame con sugo, pan casero con finas hierbas, pulpo a la parrilla, kebab vegetariano relleno de zanahorias, calabacines y salmón, entre muchos otros.
Otra acción de la SOCESP fue enviar un documento al Ministerio de Salud con propuestas de Plan de Acción y Estrategias para la Prevención de ENT, con un tema exclusivo sobre alimentación saludable. El documento menciona la necesidad de controlar la preparación de los platos elaborados en los restaurantes, ya que ingredientes como la sal y las grasas trans no pueden ser medidos por el consumidor, que no acompañó la preparación.
El plan también sugiere la ejecución de proyectos dirigidos a las escuelas, como educación nutricional, programación de comidas escolares, campañas de sensibilización y otras actividades en la zona, contribuyendo, desde la infancia, a crear generaciones más saludables.
La frase de Hipócrates unos 400 años antes de Cristo sigue siendo muy actual.
* Otávio Rizzi Coelho Filho es cardiólogo y director de SOCESP. Valéria Machado es nutricionista y directora ejecutiva del Departamento de Nutrición de SOCESP