Londres amplía el peaje urbano y cobrará R $ 63 de coches más antiguos
Los conductores de vehículos más antiguos y más contaminantes tendrán que pagar 12,50 libras para entrar en el centro de Londres a partir de este lunes (8). El objetivo de la ciudad es mejorar la calidad del aire.
La tasa se aplicará a los coches y las furgonetas a diesel fabricados antes de 2015 o que no cumplan con el estándar de motores Euro 6, a los coches y las gasolineras antes de 2006 (o fuera del estándar Euro 4) y las motos producidas antes de 2007.
Camiones y autobuses fuera del estándar Euro 6, adoptado en 2015, tendrán que pagar 100 libras (505) al día.
La TfL (Transport for London), que gestiona el transporte y el tránsito londinenses, estima que 40.000 vehículos se verán afectados por día.
Además de la nueva tasa, exigida 24 horas al día, en todos los días del año, hay también el cobro de peaje urbano, durante el día, de lunes a viernes, de 11,50 libras (58). Así, dependiendo del horario, los vehículos más viejos tendrán que pagar los dos cargos.
El pago se puede hacer a través de la aplicación o por teléfono. También puede configurar un cobro automático, que carga el valor cada vez que el conductor entra en la zona restringida. La fiscalización es hecha por cámaras que hacen la lectura de las placas de los vehículos.
El área de cobro, llamada ULEZ (zona de emisiones ultra bajas), incluye la estación de King's Cross, el palacio de Buckingham, la City (distrito financiero) y el Museo Imperial de Guerra.
La ULEZ se extenderá al área metropolitana de Londres en 2021. La expectativa de TfL es reducir las emisiones contaminantes del tránsito en un 45% en dos años.
"Nuestro aire tóxico es un asesino invisible, responsable de una de las mayores emergencias nacionales de salud de nuestra generación", dijo el alcalde Sadiq Khan.
"La ULEZ es la pieza central de nuestros planes para limpiar el aire de Londres, los planos más fuertes de cualquier ciudad en el planeta, y los ojos del mundo están en nosotros", prosiguió Khan.
La semana pasada, la ciudad de Nueva York aprobó la creación de un peaje urbano, con el objetivo de obtener recursos para costear el transporte público.