Laboratorio X Nature: nuevas investigaciones sobre el origen del coronavirus





Durante la pandemia de la gripe En 1918, en una aldea de Alaska, 72 personas murieron a causa de la enfermedad en cinco días y fueron enterradas en una fosa común. Correspondían al 85% de la población adulta local. No había alternativa a la fosa común: las muertes llegaron demasiado rápido.





En 1997, una de estas víctimas fue exhumada y, de su tejido pulmonar, los científicos descifraron el genoma del virus responsable de la devastación, el influenza H1N1 que causa esa pandemia. En 2005, este genoma fue reensamblado y el virus de 1918 volvió a la vida en un laboratorio de alta bioseguridad en los Estados Unidos. Todo esto se hizo para entender por qué ese agente infeccioso era tan letal y así prevenir y contener nuevas epidemias.

Esta tecnología se llama genética inversa y se hizo popular en los centros de investigación de todo el mundo para estudiar el comportamiento de los virus, desarrollar métodos de diagnóstico y crear vacunas. Pero existe una condición esencial para que un experimento de genética inversa tenga éxito: conocer la receta y las características genéticas del virus en cuestión.

Sin él, es como tener todas las partes de un automóvil, pero no tener un manual para saber qué cabe en cada lugar. En caso de Sars-CoV-2, el coronavirus detrás de Covid-19, no teníamos este manual completo hasta que se reveló el genoma del virus en enero de 2020.

Hay cientos de coronavirus, la mayoría en murciélagos, y estos animales están por todo el planeta. No solo en China, sino en los países del sudeste asiático existen coronavirus muy similares al Sars-CoV-2 desde al menos la década de 1940. Por otro lado, no es tan fácil aislar coronavirus en laboratorios.

Por supuesto, no todos los virus se capturan en la naturaleza y se guardan en instalaciones de investigación. Una parte de ellos permanece libre. Entonces, en teoría, podemos ser infectados tanto por virus libres como por aquellos que fueron encerrados en laboratorios y lograron escapar, escondidos en un científico infectado inadvertidamente.

El punto es que, en estos laboratorios, no solo se trabaja con coronavirus, y una infección accidental con otro virus puede provocar síntomas similares a la enfermedad en mente antes de realizar un diagnóstico preciso. Que escape viral Es difícil que ocurra debido a las normas de seguridad, pero ya sucedió: en 2007, por ejemplo, una planta británica de vacunas contra la fiebre aftosa, una enfermedad viral de alto interés económico para la industria ganadera mundial, dejó que el El virus vivo escapó por el sistema de alcantarillado provocó un brote en los alrededores.





Hoy volvemos con la discusión sobre orígenes de Sars-CoV-2, un debate que prácticamente había terminado con el informe de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalando que el origen de laboratorio del nuevo coronavirus era muy poco probable. Por cierto, en ciencia hablamos de probabilidad: según la física, no me es imposible dormir en la Tierra y despertarme en Marte aunque una probabilidad tan baja tardaría más en materializarse que la edad del Universo.

Entonces tenemos, por un lado, la especulación de que el virus salió, ya sea por accidente o intencionalmente, del Instituto de Virología de Wuhan, China, y, por otro, el hecho de que hay cientos de coronavirus hermanos de Sars. -CoV-2 en murciélagos en todo el sudeste asiático, donde miles de millones de personas entran en contacto con ellos.

Este otro lado no solo es más probable con los datos que tenemos, sino que también indica una probabilidad de que algún otro coronavirus nos encuentre, mucho más alta que la de despertar repentinamente en Marte, por cierto.

en clásico Frankenstein (Editorial auténtica), Mary Shelley muestra al científico Victor Frankenstein construyendo un cuerpo humano que cobrará vida a partir de otros cuerpos de cadáveres, en una versión de la genética inversa de los siglos XVIII y XIX. Pero la historia del libro trata menos sobre Frankeinstein y su método y más sobre la criatura sin nombre y sus impresiones del mundo al que escapó del laboratorio de Víctor. También es un libro sobre principio moral en la ciencia que nos inspira no para detener el avance y la innovación, sino para reflexionar sobre el impacto de nuestras creaciones.

Ana Gomez

Ana Gómez. Nació en Asturias pero vive en Madrid desde hace ya varios años. Me gusta de todo lo relacionado con los negocios, la empresa y los especialmente los deportes, estando especializada en deporte femenino y polideportivo. También me considero una Geek, amante de la tecnología los gadgets. Ana es la reportera encargada de cubrir competiciones deportivas de distinta naturaleza puesto que se trata de una editora con gran experiencia tanto en medios deportivos como en diarios generalistas online. Mi Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/ana.gomez.029   Email de contacto: ana.gomez@noticiasrtv.com

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