La reapertura de China contrarresta los temores iniciales y no exacerba la inflación global
La reapertura de la economía china luego del largo período de restricciones por la pandemia generó preocupaciones sobre el impacto en las presiones inflacionarias globales, ya que constituyó un aumento considerable de la demanda global, pero estas parecen haberse precipitado. Según expertos entrevistados por Jornal Económico, el efecto podría ser incluso desinflacionario, especialmente dado el cambio de modelo de crecimiento en la segunda economía más grande del mundo y la acumulación de reservas de petróleo rusas. Los datos más recientes apuntan precisamente en esta dirección.
Tras el largo periodo de confinamientos generalizados y muy penalizadores para la economía china, la política del ‘covid cero’ llegó a su fin a principios de este año, dando un nuevo aliento al panorama global. A pesar de haber empeorado drásticamente con la invasión rusa de Ucrania, las presiones inflacionarias ya se sentían desde 2021, con una contribución decisiva de los cierres en las ciudades industriales y portuarias chinas.
La lógica ahora sería la opuesta: al reabrir la economía, Beijing representaría un aumento considerable en la demanda global, incluso de bienes energéticos, lo que haría que los precios subieran, esto en un momento en que la zona euro y los EE. UU. están luchando con la necesidad de contener la alta inflación.
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