La justicia española vuelve a condenar al rapero detenido en Barcelona
Un tribunal de Lleida, en la región española de Cataluña, confirmó este jueves otra condena de dos años y medio para el rapero Pablo Hasel, cuya detención ha provocado violentas protestas en varias ciudades de todo el país en los últimos días.
El rapero ha sido ahora condenado por amenazar a un testigo en un juicio contra la Policía Urbana de Lleida, una pena de dos años y medio de prisión que podría sumarse a los nueve meses que cumple por los mensajes enviados en la red social Twitter. en el que glorificaba el terrorismo y vilipendiaba a la monarquía.
El juzgado de Lleida tiene ahora que decidir si obliga a Pablo Hasél a cumplir la nueva pena de prisión, aunque la sentencia aún puede recurrirse ante el Tribunal Supremo.
La detención del rapero -que acumula otras sentencias, una por dos años que fue suspendida en 2019- desató una ola de protestas que en los dos últimos días desembocó en disturbios en varias ciudades, principalmente catalanas.
Pablo Hasél se convirtió en un símbolo de libertad de expresión para la extrema izquierda española, tras ser condenado por «tuits» en los que insultaba a las fuerzas del orden españolas y atacaba a la monarquía.
Su situación legal está recibiendo una atención pública considerable porque sucede a raíz de una serie de otros artistas y personalidades de los medios que fueron procesados por violar la Ley de Seguridad Pública española de 2015, que fue promulgada por el anterior gobierno del Partido Popular (derecha) y criticado por organizaciones de derechos humanos.
El actual ejecutivo de la coalición de izquierda de España quiere modificar el código penal del país para eliminar las penas de prisión por delitos relacionados con la libertad de expresión, especialmente en lo que respecta a la expresión artística.
Mientras tanto, Unidas Unidas (extrema izquierda), afiliada al Partido Socialista (PSOE) que lidera el actual gobierno, ha dicho que trabajará para conceder un indulto a Hasel.
Pero los acontecimientos también han provocado una tormenta política, con la oposición de derecha condenando a Unidas Pode por no expresar una fuerte condena a la violencia callejera.
La vicepresidenta ejecutiva Carmen Calvo, miembro del PSOE, criticó al líder de la bancada de Unidas Somos en el parlamento, Pablo Echenique, por mostrar su apoyo a los «manifestantes antifascistas que luchan por la libertad de expresión».