La ciudad más grande del sur de China vuelve a ser escenario de violentos enfrentamientos
Guangzhou, la ciudad más grande del sur de China, volvió este miércoles a registrar violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías, tras un fin de semana marcado por manifestaciones en todo el país contra la estrategia «cero covid».
Los videos muestran a los manifestantes arrojando botellas de vidrio y barras de metal a las fuerzas de seguridad, que emergen marchando en filas, protegidas por escudos antidisturbios transparentes.
Las escenas se registraron en el distrito de Haizhu, que en las últimas semanas ha sido objeto de violentos enfrentamientos entre grupos de trabajadores migrantes, de zonas rurales pobres, y las fuerzas de seguridad. El distrito ha estado bajo un bloqueo altamente restrictivo durante varias semanas como parte de la estrategia Covid-19 de «cero casos» de China.
Otro video muestra a decenas de personas esposadas detenidas por la policía.
China ha aumentado la presencia policial en las principales ciudades, tras las manifestaciones que tuvieron lugar el pasado fin de semana contra las medidas altamente restrictivas para prevenir el covid-19.
Las manifestaciones fueron provocadas por un incendio mortal en un edificio en la ciudad noroccidental de Urumqi. Los manifestantes dijeron que los bloqueos en el barrio, como parte de las medidas de prevención de epidemias, retrasaron el acceso del camión de bomberos. Los residentes tampoco pudieron escapar del edificio, cuya puerta estaba bloqueada.
Sin embargo, las protestas, en una escala sin precedentes en el país desde las manifestaciones a favor de la democracia de 1989, son solo la culminación de meses de creciente descontento popular.
Bajo la política de «cero casos», China impone el bloqueo de barrios o ciudades enteras, la realización constante de pruebas masivas y el aislamiento de todos los casos positivos y sus contactos directos en instalaciones designadas, muchas veces en condiciones degradantes.
En el distrito Haizhu de Guangzhou viven más de 1,8 millones de personas. A principios de noviembre, los manifestantes de un barrio ya habían volcado un vehículo policial y las barreras colocadas alrededor de sus zonas de residencia, lo que provocó la intervención de la policía antidisturbios.