Identificar el tipo de calvicie es fundamental para que el tratamiento funcione.

La calvicie es un mal que afecta a millones de hombres en todo el mundo. Pero, ¿toda calvicie es igual y merece el mismo tratamiento? Definitivamente no.

En dermatología, usamos el término «alopecia» al referirse a enfermedades que conducen a la caída progresiva del cabello.

En el público masculino, el tipo más común es androgenéticoque como su nombre indica, tiene una fuerte relación con la predisposición genética de cada uno y con las hormonas masculinas, los andrógenos.

Esta versión es la responsable de las temidas entradas y, en casos más avanzados, de la caída del cabello en la parte superior de la cabeza.

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Pero hay otros tipos de calvicie. Un ejemplo es el alopecia areata. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el propio organismo ataca los folículos -es decir, las fábricas de pelo- y produce calvas redondas (con poco o ningún pelo) en el cuero cabelludo y la barba.

Puede mejorar espontáneamente, pero las recaídas son frecuentes.

¿Has oído hablar de la alopecia fibrosante? Hay enfermedades que, tras un intenso proceso inflamatorio, acaban generando fibrosis (sí, una cicatriz) en los lugares donde antes crecía el pelo. ¿El resultado? La pérdida permanente e irreversible del cabello cuando no se trata de inmediato.

Sabemos que estas son causas menos comunes de calvicie, pero deben tenerse en cuenta al hacer un diagnóstico.

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Después de todo, como puedes imaginar, este hace toda la diferencia en la elección y el éxito del tratamiento.

Incluso cuando nos encontramos ante la alopecia androgenética, la causa más común de caída del cabello, hay que tener en cuenta ciertas características.

Es que, dentro de este grupo, hay diferencias en los estándares (en las mujeres, por ejemplo, la caída del cabello es más intensa en la región frontal) y en los grados de afectación.

Incluso existe una escala específica para clasificar el grado de esta calvicie: El Escala de Hamilton-Norwoodque va desde el grado 1, con entradas muy discretas, hasta el grado 7, cuando la parte superior del cuero cabelludo está completamente afectada.

Una vez realizado el diagnóstico correcto, determinado el patrón de caída del cabello y el nivel de afectación, finalmente pasamos a la elección del tratamiento.

En algunos casos, la loción tradicional de minoxidil funciona.

Pero, en otros, hacemos uso de medicamentos orales, inyectables (como microagujas, mesoterapia y MMP o microinfusión de medicamentos a través de la piel), láseres y trasplante de cabello.

Cabe recordar que cada paciente tiene sus particularidades, preferencias y enfermedades previas, lo que también es determinante a la hora de elaborar un plan terapéutico.

Como puede ver, la calvicie no es igual para todos, y el secreto del éxito para contenerla es la combinación formada por un diagnóstico preciso y un tratamiento correcto.

Por lo tanto, si sufre pérdida de cabello, busque la guía de un dermatólogo lo antes posible.

*Aline Erthal es directora médica del área de Dermatología de Omens, una plataforma que se ocupa de la salud masculina