Gobierno chino aplaza demolición de mezquita después de días de manifestaciones
Las autoridades chinas aplazaron la demolición de una mezquita en Weizhou, en el norte de China, tras varios días de manifestaciones.
Un responsable local leyó este sábado ante los manifestantes un documento a anunciar que el Gobierno aplazará la demolición de la mezquita, según algunos presentes oídos por la agencia de noticias France Press, después de la mayoría de las personas dispersadas del lugar.
Miles de personas estaban en protesta desde el jueves para impedir la demolición de ese lugar de culto, ordenado por las autoridades que buscan restringir la libertad religiosa para los musulmanes, encuadrándola en los principios defendidos por el Partido Comunista chino.
Cientos de personas recorrieron cientos de kilómetros para apoyar a los defensores de la mezquita y llevarles alimentos, según testimoniaron los habitantes.
"El Gobierno garantiza que se trata de un edificio ilegal, pero no es el caso, la mezquita tiene siglos de historia", dijo a la AFP un restaurador que se presentó con el seudónimo de Ma.
De acuerdo con documentos oficiales, la mezquita fue reconstruida en los últimos dos años, pero varios responsables recibieron "un serio aviso" por parte de una comisión disciplinaria local debido a incertidumbres en el proceso de autorización.
La fachada fue modificada, abandonando una apariencia de templo budista por un diseño árabe, con cúpulas y crecientes lunares.
Las palabras "Mezquita de Weizhou" desaparecieron de Weibo, la versión china de Twitter, cuando la AFP intentó hacer una investigación sobre el tema.
La Internet y el servicio 4G de los teléfonos móviles no funcionaban en un radio de unos 10 kilómetros alrededor del lugar de la manifestación.
La agitación aumentó en Weizhou tras la difusión en la pasada semana de una orden gubernamental para demoler la mezquita, cuya reconstrucción se hizo sin las autorizaciones debidas.
En un documento oficial, que la AFP dice que no ha podido comprobar, se ha escrito que si el edificio no se demolió hasta el 10 de agosto, el Gobierno se vería obligado a "abatir", alertando a los responsables de la mezquita que " deberían aceptar la responsabilidad de las consecuencias de tal acto.
Las autoridades locales y la asociación islámica local no estuvieron en contacto, adelantó la AFP.
El islam es una de las cinco religiones reconocidas oficialmente en China, donde viven unos 23 millones de musulmanes.
La presión de las autoridades de Pekín ha aumentado en los últimos meses con un control estrecho de las manifestaciones de la libertad de expresión religiosa, con las autoridades a querer enmarcar la práctica religiosa con los valores y cultura chinos "tradicionales".
Los nuevos reglamentos relativos a cuestiones religiosas, que han suscitado una creciente inquietud de los movimientos de defensa de los derechos humanos, prevén un control más grande del Estado sobre la religión para "parar el extremismo".
En Xinjiang, región autónoma en el noroeste del país mayoritariamente musulmana, la situación es particularmente sensible: muchos uigures, pueblo de origen turco y de religión islámica, se quejan de discriminación y miembros radicales cometieron atentados que han hecho cientos de muertos en los últimos años.