February Purple: como la fisioterapia puede ayudar contra el Alzheimer
LA Enfermedad de Alzheimer, provocada por una degeneración progresiva de las neuronas, es conocida por síntomas como: pérdida de memoria, dificultad para orientarse en el tiempo y el espacio, capacidad limitada para desarrollar pensamientos abstractos o aprender nuevos conceptos, déficit de lenguaje y comunicación … Pero no es así sólo la cognición que padece la más común de las demencias. En honor de Febrero púrpura, el mes de concientización sobre esta enfermedad, me gustaría traer otras posibles consecuencias del Alzheimer – y cómo la fisioterapia puede aliviarlos.
Esta enfermedad se presenta básicamente en cuatro etapas:
Inicial: se caracteriza por pérdida de memoria, confusión y desorientación, ansiedad, agitación, delirio, desconfianza, alteración de la personalidad y sentido crítico. Empiezan a surgir dificultades para realizar las actividades de la vida diaria (bañarse, cocinar, llamar, etc.)
Intermedio: los pacientes sufren al reconocer a familiares, amigos y entornos familiares. Existe la posibilidad de alucinaciones, pérdida de apetito y peso, incontinencia urinaria, dificultades en la comunicación, movimientos y habla repetitivos, problemas para dormir. Aumenta la necesidad de apoyo para las actividades rutinarias.
Final: aquí, la dependencia total ya está establecida. La inmovilidad está aumentando, con tendencia a asumir la posición protectora (fetal). Los pacientes tienden a estar en silencio y restringidos al sillón o la cama, lo que favorece las úlceras por presión (escaras). También hay incontinencia urinaria y fecal (doble) e intensificación de las infecciones urinarias y respiratorias.
Terminal: empeoramiento de los síntomas de la fase final, infecciones recurrentes, disfagia (necesidad de alimentación enteral).
¿Y dónde entra la fisioterapia?
En las fases inicial e intermedia, la pérdida de masa muscular y los cambios de postura y coordinación motora generan una mayor dependencia de las actividades de la vida diaria. La fisioterapia trabaja en ese momento precisamente para intentar preservar la autonomía, utilizando técnicas de fortalecimiento muscular, estiramiento, conciencia corporal, coordinación motora, además de traer bienestar psicológico al brindar una mejor calidad de vida.
A medida que avanza la enfermedad, el paciente puede estar limitado a la cama. Aquí, la fisioterapia interviene a través de cuidados paliativos de suma importancia. El tiempo prolongado en cama y la pérdida de movilidad son factores que provocan úlceras por presión. Pero existen técnicas para estimular la curación.
Otro problema en esta etapa es la alta tasa de problemas respiratorios como neumonía, neumonía por aspiración, etc. En fisioterapia las técnicas de higiene bronquial, aumento de la capacidad ventilatoria y otras son muy beneficiosas.
¿Cuántas sesiones hay que realizar?
No hay forma de predecir cada caso. Sin embargo, es habitual aconsejar dos o tres sesiones semanales con el fisioterapeuta, además de los ejercicios diarios.
Si no existen condiciones económicas para pagar el seguimiento más cercano, se puede contratar un profesional para una evaluación y evolución cada tres meses. En este escenario, el fisioterapeuta guiará a los familiares y cuidadores sobre qué ejercicios hacer y qué cuidados adoptar.
Es importante comprender que cada paciente es único. Reconocer las limitaciones fisiológicas de la edad y la enfermedad es fundamental para lograr el resultado adecuado.
La prevención sigue siendo la mejor medicina
Los estudios han demostrado que los hábitos saludables mantienen alejado al Alzheimer. Las personas que adoptan una dieta equilibrada, no abusan del alcohol (dos dosis diarias para hombres y una para mujeres), evitan fumar, practican actividades físicas y mantienen los estímulos cognitivos (lectura, escritura, aprendizaje, etc.) tienen una reducción de casi un 60% en riesgo de desarrollar la enfermedad.
Y cuidado: olvidar dónde puso su billetera o las llaves del auto no significa que tenga Alzheimer. La pérdida de memoria puede deberse a una multitud de factores (medicación, depresión, distracción, consumo de alcohol, estrés).
En el caso de esta demencia, existe un olvido de hechos recientes, lugares y familiares que terminan dificultando el desarrollo de las actividades diarias. Estos son factores importantes a tener en cuenta, especialmente en los ancianos.
Cuando sienta o se dé cuenta de que algo no está bien, ¡busque la orientación de un profesional calificado! Especialmente porque el Alzheimer no es un problema raro.
Según datos oficiales, Brasil tiene alrededor de 1,2 millones de personas con la enfermedad. En todo el mundo, se espera que la cifra alcance los 35,6 millones. Y con el envejecimiento de la población mundial, se espera un aumento de casos en los próximos años, llegando a 65,7 millones de pacientes en 2030.
Se trata de una crisis de salud pública que exigirá la atención y el gasto del gobierno. Y la fisioterapia puede resultar muy útil.
* Márcio Renzo es fisioterapeuta y capitán del Departamento de Bomberos de São Paulo.