En dos meses en el cargo, el presidente argentino tiene el apoyo popular y la deuda como desafío
Este lunes (10), el presidente argentino, Alberto Fernández, de 60 años, llega al segundo mes de gobierno con avances en política exterior, en contener manifestaciones sociales y con buena aprobación popular (59%), según el instituto Opinaia. Es la misma cifra obtenida por su predecesor, Mauricio Macri, durante el mismo período de su administración.
El índice de popularidad es importante porque, en los primeros dos meses, Macri no lanzó un paquete de aumento de impuestos, como lo hizo Fernández. Ahora, los argentinos pagan un 30% más por compras en el extranjero o con tarjeta de crédito (si el gasto es a través de sitios web extranjeros) y al comprar dólares, restringido a US $ 200 por mes. Además, hay nuevos impuestos para los exportadores y transferencias de propiedad.
Sin embargo, las dificultades de Fernández han ido ganando más espacio en las noticias, ya que la euforia de la victoria y la tregua tradicional dada por los medios al primer mes de todos los gobiernos han dejado de existir.
Entre los desafíos está la atracción de los inversores, el retorno de varios tipos de intercambio (actualmente hay más de 10 valores) y las deudas externas e internas.
Sin mencionar la inflación y la tasa de pobreza, que en enero fueron del 3% y 36%, respectivamente.
En el caso de las deudas, el ministro de Economía, Martín Guzmán, inició negociaciones la semana pasada con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y sus acreedores internos. Continuará esta semana, con la llegada de un comité de fondos al país para tratar asuntos técnicos.
Hoy, la deuda total de Argentina corresponde al 96% de su PIB (Producto Interno Bruto), y Fernández ha repetido que los aplazamientos de vencimiento son una prioridad, ya que el país necesita «tiempo para crecer primero y pagar la deuda más tarde».
Del lado de los avances de la gerencia de Fernández, lo principal es la relativa calma social que vive el país, sin protestas callejeras, piquetes o huelgas.
«Es como si, en un juego de fútbol muy tenso en el que estábamos perdiendo, hubiéramos logrado poner la pelota en el suelo y estar tranquilos para enfrentar los próximos movimientos», dijo el economista Martín Tetaz.
El peso ha dejado de devaluarse, y las medidas gubernamentales para mitigar el impacto de la alta inflación, que cerró 2019 en un máximo del 55%, están trabajando para contener la insatisfacción popular.
El gobierno lanzó planes para ayudar a los más pobres, incluido un «paquete de alimentos», que se puede cambiar por alimentos en la canasta básica, y aumentó la cantidad de productos que ingresaron al plan «Precios de Cuidado», que monitorea y previene aumentos abusivos Más de 100 artículos.
Además, los precios de los servicios de electricidad, gas y transporte se congelaron.
Los problemas fundamentales siguen existiendo. Entonces esta semana será muy importante para el gobierno. Además de recibir al FMI, Guzmán acude al Congreso para detallar lo que se está negociando.
El nuevo año legislativo comienza en marzo, y el gobierno planea anunciar cómo será la reforma de la justicia y el calendario para votar sobre un nuevo proyecto de ley para legalizar el aborto para la semana 14, la promesa de la campaña de Fernández.
Otro de los grandes desafíos de este tercer mes es relanzar la relación con Brasil, sacudida por los comentarios e insultos entre Fernández y Jair Bolsonaro, desde la época de la campaña electoral y la victoria del kirchnerista. El presidente brasileño no asistió a la toma de posesión de su colega, lo que causó molestias.
Ahora, la palabra con la que las dos partes acordaron definir cómo será la relación es pragmatismo.
«Ya estamos avanzando en este sentido, hay ministros de ambas partes que se comunican y he estado haciendo un trabajo para explicar a diferentes sectores de la sociedad brasileña que Argentina resolverá su crisis de deuda y que volverá a crecer», dijo. Hoja El embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli.
«El presidente Fernández dijo que necesita tiempo para que podamos reanudar el crecimiento, pero la relación con Brasil no puede detenerse, el comercio bilateral es una prioridad, al igual que el turismo, y ambos necesitan crecer más», dijo Scioli, quien la semana pasada Estuvo en São Paulo y se reunió con empresarios, inversores y Paulo Skaf, presidente de Fiesp (Federación de Industrias del Estado de São Paulo).
El próximo miércoles (12), el canciller de Argentina, Felipe Solá, viajará a Brasilia para reunirse con su homólogo Ernesto Araújo.
La expectativa de Argentina es que, a partir de ahí, se establecerá una fecha para una primera reunión entre los dos representantes.
Bajo Fernández, las relaciones exteriores se llevaron a cabo de manera diferente al período de Néstor y Cristina Kirchner (ahora vicepresidenta), cuando prácticamente no se le dio importancia a las relaciones con Estados Unidos y Europa.
El presidente acaba de regresar de un viaje calificado por analistas locales en Israel, Italia, España, Alemania y Francia.
De parte de Angela Merkel, Emmanuel Macron y el Papa Francisco, recibieron apoyo para la renegociación con el FMI. Y de muchos empresarios en estos países, las promesas de inversión en Argentina.