El SNS que somos
Hace 40 años más de 30 niños de cada mil nacidos no llegaban a completar un año de vida; en 2016 ese indicador estaba en los 3,2. Hace 40 años casi 43 mujeres morían por cada 100 mil partos realizados; el año pasado fueron tres. Hace 40 años se vivía, en promedio, 69 años; la esperanza de vida en Portugal es más alta ahora, después de 81 años. Hace 40 años el SNS no existía.
Mis abuelos y papá eran farmacéuticos y vivieron gran parte de su vida en farmacias de provincia. Por una razón u otra, no logró sobrevivir a un momento en que la pobreza era el determinante social más importante de la salud de los portugueses. Tal como el analfabetismo. Mis abuelos fueron a la quiebra, en una farmacia del Alentejo profundo, después de haber invertido todo lo que tenían para no abandonar a su gente, aquellos que los buscaban todos los días para intercambiar por comida lo que no podían pagar con dinero.
La mayoría de las familias no tenían capacidad para comprar medicamentos (los pocos que había) ni tratar de sus hijos o padres. Se vendía tierras para pagar una inyección de penicilina. Es verdad que esta historia es del siglo pasado y que la mayor parte de nuestros jóvenes no reconoce este escenario porque no lo ha vivido. Hace 50 años era así. Hoy no es. Pero vale la pena recordar para valorar la construcción visionaria, cuidada, difícil, compleja y amplia que fue, es y será nuestro SNS. Un himno a la dignidad ya la concreción de nuestra humanidad.
La parte mejor de esta historia es que este progreso no vino sólo de la tecnología (aunque los avances tecnológicos y científicos aquí tienen enorme impacto), ni sólo de la calificación de las profesiones de salud, ni sólo de la voluntad política de los partidos que gobernaron o influenciaron la gobernanza en los últimos 40 años. Este progreso, lo que hace que Portugal ocupa la posición 14 entre 35 sistemas de salud en Europa (Eurohealth consumer Index 2017), por delante del Reino Unido (15a), España (18a), Italia (21) e Irlanda (24), lo que refuerza aún más la economía y permitir que la cohesión social y territorial es densificasse, deriva de la voluntad de los portugueses. Y se llama SNS. Y hoy tiene el inequívoco apoyo de todas las fuerzas políticas y agentes sociales, independientemente de la posición inicial que hayan tenido o de los debates sobre su futuro.
Sí, sin cada uno de nosotros, el SNS no sería lo que es, con su fuerza, su cercanía, sus dificultades, sus retos permanentes. Cada vez que el debate y los trabajadores sanitarios políticos radicalizados entre los diversos intereses o cuestiones ideológicas, siempre ha sido el apoyo de los portugueses que, aunque en silencio, tomó la palabra, haciéndonos entender que el NHS es una herencia de la que no abdicar porque, entre otras cosas, nos da esperanza, nos da seguridad y nos libera del miedo de no poder pagar nuestros medicamentos, de no poder tratar a nuestros niños y nuestros viejos, pues no nos pregunta de dónde venimos ni a dónde vamos cuando se trata de salvar nuestra vida y la vida de aquellos que amamos.
Por eso, reducir el debate sobre el futuro del SNS al papel que los sectores privado y social en él tendrán, si mayor es menor; construir la idea de que sólo porque es público es malo, aunque los resultados no lo demuestren, o sólo por ser privado quedamos en el campo del puro negocio sin calidad; consentir año tras año que la Entidad Reguladora de la Salud no tenga un papel más fuerte y activo en todo el sistema; parece natural que se haya reducido el presupuesto de la Salud drásticamente sin reflejarse en el impacto que tuvo en el sistema de salud y en las familias y ver rechazadas medidas importantes de promoción de la salud y prevención de la enfermedad que van a hacer la diferencia en la sostenibilidad, en la cantidad y calidad de vida de los portugueses en los próximos 40 años; seguir haciendo de cuenta que los enfermos son que son el centro del sistema pero tratarlos como actores secundarios; no dar más autonomía y responsabilidad a los que tienen que gestionar la salud en Portugal … Todo esto es para continuar confundir lo esencial con el accesorio y se centre en la discusión puramente ideológico y no humanista, para alimentar el discurso político en los períodos electorales.
En nuestra Portugal hoy, cuántas historias son tan felices como el Sistema Nacional de Salud? ¿Qué ejemplo tenemos de mayor unanimidad entre todos para preservarlo? El sistema de salud que hemos ido construyendo en los últimos 40 años, con el SNS al centro, ha producido resultados y ha desarrollado el país a nivel económico, científico y tecnológico. Y creó una economía que transforma el País y promueve su progreso.
Pero no todo está bien, y tenemos de forma efectiva y pragmática de encontrar soluciones. Y cada vez que el debate político se rehace, nos dividimos entre los radicales del cambio y los complacientes con el estado actualsin que ello nos ayude a encontrar un camino en diálogo, inteligente y sostenible.
La verdad es que tenemos grandes desafíos por delante y que las soluciones del pasado no resuelven los problemas del presente y del futuro. Y que tenemos muchas áreas de mejora, como tiempos de espera inaceptables que necesitamos de minimizar, accesos desiguales que tenemos que combatir, resultados en salud que tenemos que mejorar. Y recursos humanos muchas veces desmotivados por la burocracia, por la falta de perspectivas, por las condiciones muy adversas en que han trabajado en los últimos 10 años.
La demografía, la tecnología y las desigualdades geo-sociales serán determinantes importantes en los desafíos y oportunidades que tenemos por delante en los próximos 40 años. Si somos capaces de mirar el país que estamos con la ambición de lo que queremos ser, nos entendemos mutuamente en el NHS, el corazón latiendo fuerte en el sistema de salud portugués. La legislación de la legislatura, vamos eligiendo al Ministerio de Salud que está de servicio y sus dirigentes, para calificarnos como los responsables de todas las fatalidades, y así prestamos un mal servicio al país, pues mucho de lo que pasa de bueno y mal en la salud supera los ciclos políticos y tiene una narrativa histórica que importa identificar, conocer y solucionar. Porque nos responsabiliza a todos.
¿Pero finalmente seremos todos SNS? Sí, somos todos SNS porque construimos un sistema en el que todos los niños pueden ser vacunados independientemente de su condición social. Somos SNS, porque después de décadas de trabajo alcanzamos los objetivos de la OMS en la infección VIH sida. Somos SNS porque tratamos a nuestros ciudadanos con cáncer y obtenemos resultados que añaden años y calidad a la vida comparables a la media europea. Somos SNS porque tenemos una red en el sector social que da soporte a los que necesitan cuidados prolongados, tenemos servicios convenidos con los privados que funcionan bien y sirven a la población. Y hemos hecho todo esto, exigiendo modelos que tengan una gestión rigurosa, transparente y salvaguardando siempre el interés público. Si fallamos algunas veces, golpeamos sobre todo. Son los informes de entidades independientes, como el Tribunal de Cuentas, que lo prueban.
Nosotros NHS porque mientras la ambición, que están a punto de tener un médico de familia por cada portuguesa. Todos somos SNS, ya que el SNS ha permitido desarrollar, en forma deseable articulado, alrededor de 24 a 24 horas portuguesas que necesitan un medicamento para el tratamiento. Y conseguimos, con el SNS ya su lado, organizar una de las mejores redes de farmacia del mundo. Que no deja a nadie solo. Lisboa a Pico Island.
Somos SNS, porque el SNS no es sólo una consecuencia normativa de la democracia. Es el mejor ejemplo de lo que las democracias pueden hacer por un pueblo: incentivar su capacidad de organización, innovación, ambición, basada en valores de solidaridad intra e intergeneracional, equidad, excelencia, garantizando el progreso. Y somos SNS porque no nos conformamos con lo que está mal, porque lo denunciamos de forma constructiva y porque exigimos formar parte de las soluciones. Y cuando identificamos conflictos de interés, mala utilización de los fondos públicos, gestión poco eficiente, es nuestro deber colectivo no permitirlo en vez de generalizar y poner la mala práctica toda en el mismo caldero.
La revisión de la Ley de las bases de la salud estaba lejos de ser una prioridad. Pero esta iniciativa creó una oportunidad de debate colectivo, organizado, muy importante para que el SNS se redefine en una nueva ambición. Una ambición que garantice, a través de un "reformismo incremental", que se planteen varios escenarios, sus riesgos y oportunidades. Por encima de todo lo que, continuando cumpliendo el articulado de la Constitución, se evalúe la virtud de un sistema de salud en que el SNS es motor central de la organización, planificación y prestación, pero que no agota ni inviabiliza las contribuciones determinantes de los sectores privado y social . Y que este debate ampliado y plural no pierda de vista el mayor desafío que tenemos: el de la sostenibilidad manteniendo el espíritu de la Constitución.
Seguimos siendo un país con un PIB bajo, que necesita crecer por encima de la media europea para continuar la trayectoria de recuperación iniciada. Y sin una economía fuerte vamos a poner en peligro la capacidad de proteger a los portugueses, especialmente los más vulnerables.
40 años de SNS también sirven para recordar que no podemos ser víctimas de nuestro éxito. Es hora de percibir que tenemos que ser mejores de lo que hemos sido, y de honrar lo que hemos aprendido con los que nos precedieron. No hay estados de ánimo, pensando en el país que queremos ser, esperamos la inversión que tenemos que hacer en equipamiento y recursos humanos para preservar los 40 años de los equipos de salud que trabajan para que Portugal fuera de la vista. Y también es el momento de no ignorar lo que los agentes privados y sociales han hecho en Portugal, evitando los análisis fáciles y simplistas ideología se superponen a las pruebas. Integrar, acercar, prevenir, proteger. De forma creativa, innovadora, respetando la matriz del SNS. Soñando con los pies en la tierra.
SNS 40 años debe celebrar un nuevo compromiso, garantizando que la gestión del SNS sea efectivamente participada y descentralizada. Una nueva ambición, a través de un pacto explícito del papel que el Estado tiene que tener en la salud, renovando los modelos de gestión integrada de los recursos existentes en el sistema. Y sin duda cumplir con la misión fundamental de que el NHS tiene que servir igualmente el portugués y no dar lugar a discriminación. El SNS no puede ser el sistema de los más pobres.
Porque el SNS tiene que ser sentido en cada casa, en cada calle, en cada familia. Debido a que el NHS ha sido y será un viaje que el portugués no dejar de querer hacerlo. Es parte de nuestra identidad. De nuestro sentido de pertenencia. Es esperanza en un mundo mejor y deber de luchar por él. Como dice nuestro pueblo, la salud es el bien más precioso que tenemos. Y dice la Constitución que tenemos el deber y el derecho de promover y proteger. Y este deber es una expresión de nuestra ciudadanía. Y la ciudadanía no se delega. Ejerce sí mismo.
Bastonaria de la Orden de los Farmacéuticos