El regreso del manto negro de la barbarie
Los talibanes fueron creados en 1994 por el muyahidin, ex guerrilleros de orientación sunita que, paradójicamente, con el apoyo de Estados Unidos, habían participado en el enfrentamiento con las fuerzas soviéticas en Afganistán.
El objetivo de los talibanes siempre ha sido imponer una ley islámica con una interpretación muy dura y ortodoxa de esta ley, conocida como Sharia.
Es posible entender por qué inicialmente se unió a la población, dado que redujeron la corrupción y la delincuencia, aumentaron la seguridad y, en consecuencia, desarrollaron la economía y el comercio del país. Sin embargo, las posiciones fueron extremas, habiendo sido prohibidas todas las películas, libros y símbolos occidentales, considerado una blasfemia a la doctrina del Islam.
Un punto culminante de esta barbarie fue la destrucción de las más grandes estatuas de Buda, que datan del siglo VI, ubicadas en Bamiyán, un sitio sagrado del budismo.
Sin embargo, el grupo más vulnerable y afectado fueron las mujeres, con el uso obligatorio del burka, sin poder trabajar ni estudiar, en confinamiento, mejor dicho, bajo arresto domiciliario. Nada que no ocurra, actualmente, en países como Arabia Saudita o en África, sin grandes protestas del mundo, dijo civilizado, ilustrado guardián de los derechos, libertades y garantías de los ciudadanos.
Actualmente, el terror es tal que, con esta nueva invasión y toma de poder por parte de los talibanes, las mujeres, incluidos los jueces, ya están borrando pruebas de su actividad profesional, concretamente en Internet.
Recordemos que la primera derrota de los talibanes se llevó a cabo en el consulado de George W. Bush, quien encabezó una coalición que invadió Afganistán en noviembre de 2001, porque consideraron que el régimen permitió y acogió a Al-Qaeda, la organización terrorista de Bin Laden, quien Llevó a cabo múltiples atentados en suelo estadounidense, responsables de la muerte de miles de personas, el más emblemático de los cuales fueron las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York.
Esta coalición derrocó al régimen talibán y allanó el camino para elecciones libres, con Hamid Karzai siendo elegido en 2001 como líder interino y elegido presidente tres años después.
La estrategia esbozada fue fortalecer el gobierno y el ejército del país para que ellos mismos impidieran que los talibanes retomaran el poder. Y así, durante dos décadas, Estados Unidos movilizó a 98.000 militares al país e invirtió casi 83.000 millones de dólares para entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas.
Sin embargo, no es posible proteger a quienes no quieren realmente defender su país, lo que significa que, con el regreso de los talibanes, infiltrados desde hace tiempo en las fuerzas afganas, en una antología Blitzkrieg, ha comenzado otra crisis humanitaria de proporciones impredecibles. ., que se une a muchos otros.
Ni los anuncios de moderación ni de amnistía logran convencer a los afganos, ni a las potencias occidentales, de que los talibanes se han moderado, por lo que este asunto seguramente tendrá nuevos desarrollos que afectarán al mundo, a Europa y, ciertamente, a Portugal.