¿El interés del país? Rentabilizar TAP

Si un marciano aterrizara ahora en nuestro país, aprendiera portugués en un tiempo récord y se topara con la telenovela en torno a TAP, rápidamente llegaría a la conclusión de que hay algo profundamente esquizofrénico en todas estas polémicas que han surgido en torno a la aerolínea. Parece un manicomio, donde todos regañan y nadie tiene la razón. Si genera una pérdida, la gerencia debe ser despedida. Si obtiene ganancias, peor aún, debe ser despedido.

A veces, escuchando algunos comentarios, uno se hace a la idea de que la dirección de TAP debería estar formada por una especie de seres angelicales, puros, inmaculados y desinteresados, que trabajan por amor a la camiseta y quizás viajes gratis a Palma de Mallorca. En un sector donde los altos directivos cobran sueldos millonarios, TAP quiere lo mejor y sólo lo mejor, pero sin pagar sueldos acordes al mercado.

No voy a discutir si la directora general de TAP, Christine Oumières Widener, hizo bien o mal en contratar a ciertas personas, o si tiene un estilo de gestión inadecuado en comparación con lo que ha sido la tradición de la empresa. Probablemente, incluso por razones culturales, no será la CEO más eficaz a la hora de motivar a los empleados o gestionar los complejos equilibrios de la empresa.

Sin perjuicio de determinar eventuales responsabilidades legales, no quedó conforme con la forma en que gestionó la salida de Alexandra Reis (aunque parece difícil creer que alguna administración tomaría esa decisión sin la luz verde del accionista). Y eventualmente no será la persona que dirija TAP en el futuro, si llega un grupo internacional que adquiere la empresa. Pero me parece claro que, como siempre, la discusión sobre el futuro de la empresa está dominada por grupos de presión que intentan defender sus respectivos intereses sin tener en cuenta los intereses de TAP y del país. Todos intentan llevarse su parte y es imposible que cualquier equipo directivo, por muy profesional que sea, complazca a griegos y troyanos al mismo tiempo.

A mí, un mero ciudadano que paga impuestos, me parece que el interés de TAP es sobrevivir en un sector de la aviación cada vez más competitivo, donde sólo los fuertes se adaptan y consiguen prosperar. Eso significa hacer cambios drásticos en la forma en que funciona la empresa, te guste o no. Implica aumentar la productividad y fortalecer la eficiencia.

Por otro lado, el interés del país es recuperar el dinero que los contribuyentes inyectaron a la empresa, manteniendo a TAP como una empresa insignia que genera valor para la comunidad, directa e indirectamente. Si TAP cierra el año con resultados positivos, como prometió la dirección, esto debería ser motivo de celebración. Y también debería servir para preguntarnos: si es posible obtener beneficios en 2022, ¿por qué no lo fue en años anteriores? ¿Qué quedaba por hacer? ¿Habría sido posible evitar la necesidad de que el Estado inyectara 3.200 millones de euros a la empresa?

Ana Gomez

Ana Gómez. Nació en Asturias pero vive en Madrid desde hace ya varios años. Me gusta de todo lo relacionado con los negocios, la empresa y los especialmente los deportes, estando especializada en deporte femenino y polideportivo. También me considero una Geek, amante de la tecnología los gadgets. Ana es la reportera encargada de cubrir competiciones deportivas de distinta naturaleza puesto que se trata de una editora con gran experiencia tanto en medios deportivos como en diarios generalistas online. Mi Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/ana.gomez.029   Email de contacto: ana.gomez@noticiasrtv.com

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