El comunismo aún no existía, el fascismo y el nazismo sí
El acuerdo gubernamental que CDS, PPM, PSD, Chega e IL firmaron en las Azores ha sido objeto de acalorados debates. En este acuerdo, se estableció que PSD, CDS y PPM gobiernan en coalición, con la aprobación parlamentaria de Chega e IL.
La noticia es que Chega se incluyó en ese acuerdo, sabiendo que este partido reciente es, lo que ahora llamamos, la extrema derecha populista, una novedad en nuestro sistema político.
La ultraderecha populista ha crecido en los últimos años en todo el mundo, con mayor éxito en Estados Unidos con Trump, en Brasil con Bolsonaro, en Hungría con Orbán o en Filipinas con Duterte. Pero también en Francia con Le Pen, en España con Vox o en Italia con Salvini, este movimiento internacional está ganando poder y creando impacto mediático y político.
En Portugal, Chega se incorporó a la Asamblea de la República en 2019 y ahora se une a la Asamblea Regional de las Azores en 2020. Las encuestas indican cierto margen de crecimiento para este movimiento en las próximas legislaturas.
Estos movimientos de extrema derecha populista se caracterizan por elegir algunos problemas específicos de la sociedad en la que operan, prometiendo soluciones fáciles y milagrosas a cuestiones muy complejas.
La sencillez en el discurso, la oratoria de los dirigentes de estos partidos, la invocación de la religiosidad más fundamentalista y las bien estructuradas campañas de guerrilla en las redes sociales acaban movilizando a un determinado electorado. A veces lo suficiente para llegar al poder.
La verdad es que nada de esto es nuevo. A principios de siglo. XX, estos mismos artefactos se utilizaron para implantar el fascismo y el nazismo en Europa, lo que llegó a tener las trágicas consecuencias que prueban las dos grandes guerras mundiales y el holocausto.
Además, el discurso que hoy utilizan los partidos populistas de extrema derecha, demonizando a islamistas, gitanos, homosexuales, comunistas, inmigrantes, progresistas, ateos, africanos o incluso al orden económico mundial, es una calcomanía clara. lo que hicieron los fascistas y los nazis. Solo falta el pisoteo de los judíos.
Y es aquí donde se traza una frontera infranqueable a nivel de comparaciones ideológicas entre la extrema derecha y el comunismo. La extrema derecha es, ideológicamente, segregacionista, supremacista, racista, no humanista y antidemocrática. El comunismo avanza hacia una sociedad en la que todos contribuyen según sus posibilidades y disfrutan de ellas según sus necesidades. Es un humanismo puro (en la mayoría de los cristianos, incluso).
Ahora, resulta que todas las experiencias del llamado “socialismo real” cayeron en sistemas autoritarios, no democráticos, militarizados y policiales, con poca capacidad económica y muy corruptos.
La Rusia feudal, agraria y zarista se convirtió en la URSS a expensas de las invasiones y de un régimen dictatorial, sin ser nunca comunista. Lo mismo ocurre con China, Cuba o Corea del Norte (que no es más que la única monarquía absolutista del siglo XXI).
Basta tener una lectura mínima de Marx para darse cuenta de que el comunismo solo puede ocurrir después de una profunda maduración del capitalismo en todo el mundo, algo que aún no ha sucedido (como ya he escrito aquí). Es decir, hubo estalinismo, maoísmo, polpotismo, castrismo o ceausesquismo. Pero todavía no, comunismo.
Así, mientras se ponían en práctica el nazismo y el fascismo, fieles a la ideología, con los terribles resultados que se veían, el comunismo nunca se logró, y los intentos fueron todos mal implementados.
Además, hoy en Portugal ni el PCP ni el Block se autodenominan estalinistas o maoístas, ni defensores de campos de concentración, sentencias de muerte, castraciones físicas o químicas, segregación de personas según su color de piel o creencias filosóficas o la instalación de policía política.
El PCP y Bloco están en el lado humanista de la política. Basta, no. Ésta es la gran frontera. Esta es la gran muralla que no debemos derribar.
Sobre todo porque, como bien se ve en Hungría (con sucesivos cambios de última hora en la ley electoral y cambios en la constitución) o en Estados Unidos (con el comportamiento inmoral de Trump tras la derrota electoral), estos líderes populistas de derecha, en cuanto llegan al poder, lo primero que hacen es intentar subvertir las reglas para que no se vayan de ahí (Putin, por cierto, se ve bien en este lote, y por supuesto Putin no es nada comunista), porque saben que si llegaron democráticamente democráticamente allí no pueden estar de pie.
De todos modos, mientras PCP y Bloco, por mucho que estén en desacuerdo con sus opciones económicas o sociales, hoy son partidos humanistas y el sistema democrático liberal, Chega, no. No es humanista, quiere una nueva República y lo primero que haría, si llegara al poder, sería acabar con nuestra Constitución y la democracia liberal para perpetuarse dictatorialmente. Con una agenda así, no se puede negociar.
El autor escribe según la ortografía antigua.