El aislamiento no es sinónimo de soledad.
No hay manera: mientras no haya una vacuna o medicamento, permanecer encerrado en casa es una de las mejores estrategias para contener el avance del nuevo coronavirus. Por supuesto, el aislamiento social, que debe persistir incluso ante alguna relajación, tiene efectos adversos, especialmente en la población que ha superado los 60 años.
En un editorial escrito para la revista científica. La lanceta, epidemiólogos de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, señalan que la falta de contacto con otros en este grupo de edad es un problema de salud pública, con repercusiones en los sistemas inmunológico, cardiovascular y neurológico. Estas personas también tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión y ansiedad cuando no interactúan con familiares y amigos.
«He trabajado con personas durante 80, 90, 100 años durante años, y lo que más valoran es la independencia, el movimiento y la autonomía», dice la antropóloga Mirian Goldenberg, autora del libro. La hermosa vejez (Editor de registros). Para minimizar el daño, la forma es apostar en conversaciones telefónicas o mediante aplicaciones de videoconferencia.
