Ecuador: primeras elecciones 2021 en América Latina
Ecuador es el primer país de América Latina en acudir a las urnas este año, el 7 de febrero. Se trata de elecciones generales, donde se elegirán una pareja presidencial, 137 miembros de la asamblea y cinco parlamentarios andinos, para los próximos cuatro años.
Si ningún candidato alcanza la mayoría absoluta o el 40% con una distancia de 10 puntos, se realizará una segunda vuelta. Las elecciones están marcadas por un gobierno desgastado, un nuevo brote pandémico, un proceso de vacunación embrionario, crisis económica y fragmentación política.
Durante la campaña electoral se inauguró una nueva forma de proselitismo y algo similar seguramente ocurrirá en las próximas elecciones en Perú y Chile. El precedente más cercano ya era Bolivia. En Ecuador, los recorridos, caravanas y concentraciones fueron limitados debido a las medidas de bioseguridad determinadas por el Gobierno.
Las estrategias publicitarias han exacerbado el uso de las redes sociales, donde plataformas como TikTok han convertido a candidatos en comediantes para una película, que posiblemente no pretendían protagonizar en formato digital.
Hay dos aspectos que hacen especial esta elección. El primero es la importancia del voto de los jóvenes, ya que representa aproximadamente el 44% de los registros electorales. Las personas a partir de los 16 años tienen derecho a votar de forma opcional.
Y el segundo es el número de candidatos para todos los puestos. Es inaudito que 16 candidatos se presenten a la presidencia y que 283 organizaciones políticas, incluidos partidos y movimientos nacionales, locales, cantonales y parroquiales, también estén calificadas para la competencia electoral. Hay cinco o seis veces más candidatos que dignatarios.
El número de aspirantes a la primera magistratura estatal introdujo un escenario de fragmentación y dispersión.
Es muy posible que candidatos con mayores posibilidades no aumenten el voto a su favor, ya que podría distribuirse sin ninguna lógica entre tantos competidores, además de que hay varios candidatos con la misma tendencia, a pesar de haber sido un La constante en la construcción simbólica en el discurso de los participantes se presenta como apolítica. Parece que el uso de la ideología es funcional para los diferentes segmentos del electorado.
La investigación ha sido un actor importante, a pesar de la imposibilidad de recopilar información personalmente. Nunca antes había circulado una cantidad tan grande de resultados a través de las redes.
La mayoría coincidió en tres candidatos con más posibilidades (Andrés Arauz, Guillermo Lasso y Yaku Pérez), pero ni en la posición de los dos primeros ni en su diferencia de votos. Sin embargo, después de una semana, todavía hay un 40% que aún no ha decidido su preferencia. Estos datos son fundamentales, debido al absentismo, la fragmentación y el voto oculto.
Dicotomía en la elección
En esta carrera, dos grandes orientaciones políticas están en disputa con sus proyectos económicos: una que proviene de la Revolución Ciudadana y cercana a los gobiernos del socialismo en el siglo XXI, bajo el liderazgo del ex presidente Rafael Correa (2007-2017) con su candidato, Andrés Arauz, y el otro, que es todo lo contrario, pero con matices distintos en dos opciones.
Por un lado, la versión más liberal liderada por el candidato banquero Guillermo Lasso y, por otro, el indigenismo que defiende los derechos de la naturaleza frente a la extracción de Yaku Pérez por parte de Pachakutik.
La elección está atrapada en la dicotomía de correspondencia versus anticorrespondencia, sin embargo, esta última va desde la extrema izquierda, pasando por el centro derecha y de izquierda a derecha.
Es decir, no es un enfrentamiento ideológico, sino un enfrentamiento contra el liderazgo del ex presidente Correa y lo que significó para la política: la constitución de un modelo hiperpresidencial que está consagrado en la Constitución de 2008, la configuración de un predominante sistema de partidos, una democracia delegativa que hace que el presidente gobierne sin responsabilidad porque la gente confía en él.
En cuanto a la economía, las elecciones abren la discusión sobre tres modelos por parte de los candidatos. Por un lado, está la economía centralizada con el protagonismo total del Estado propuesto por la Revolución Ciudadana.
En segundo lugar, está la propuesta de Guillermo Lasso de una economía de libre mercado con vislumbres de ayuda social sin que ésta se convierta en socialdemócrata y la opción que se presenta como radical al no aprovechamiento de los recursos naturales (minería y petróleo), porque apuesta por la economía verde.
Agenda inevitable para los candidatos
Las consecuencias de la pandemia condicionaron las ofertas de los candidatos a dos factores: la ejecución de un plan de vacunación masiva y la generación de empleo. La primera responde porque Ecuador se ubica en el primer lugar en tasas de mortalidad en el mundo y la segunda, porque en el último año se perdieron cerca de 600.000 empleos según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Las otras propuestas ocupan un lugar residual, aunque en tercer lugar se requiere para enfrentar la inseguridad y la violencia.
Un tema que jugó solo en la campaña y que fue tratado de manera diferente por los candidatos, es decir, de mayor y menor intensidad, es la lucha contra la corrupción y la impunidad, especialmente por los juicios que registran sentencias firmes contra un número significativo de expúblicos. funcionarios involucrados en los casos Odebrecht, que atravesaron la realidad política de varios países de América Latina. La oferta de varios ha sido recuperar lo robado y hacer obras con él.
Las grandes preguntas son muchas cuando al final de este análisis hay un 40% de votantes indecisos. Lo cierto es que ningún candidato explicó cómo llevar a cabo sus propuestas económicas, debido a la inmediatez de sus mensajes y al desinterés de la ciudadanía por la política ante la crisis que atraviesa la mayoría de la población debido a la pandemia. .
* Traducción de Maria Isabel Santos Lima
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