Después de las abejas, se buscan los halcones de Notre-Dame
Después del incendio que devastó parte de Notre-Dame, en París, Francia, el último lunes, el apicultor que cuida de las colmenas de la catedral recibió la buena noticia de que las 200 mil abejas sobrevivieron. Ahora falta saber lo que le sucedió al par de halcones que tenía un nido en el techo.
Notre-Dame era el lugar perfecto para los halcones que se anidan, protegidos por la estructura del monumento, y hasta tenían vistas al río Sena. Una pareja de estos animales se quedó sin su refugio después del incendio que sacudió la catedral y el grupo Birdwatching League (LPO), encargado de observar los halcones de París, cree que es "plausible" que las aves de rapiña hayan muerto en el desastre.
Si sobrevivieron, los halcones "ahora deben buscar una nueva área de nidificación", dijo Emmanuel Chérimont, coordinador del grupo LPO, al diario francés Libération. "Vamos a tratar de encontrarlos". Un artículo de esa publicación recuerda que la instalación de halcones en Notre-Dame "es infeliz", ya que en 2018 fueron impedidos de anidar debido a los andamios que rodeaban el área del pináculo, ahora extinto.
La presencia de halcones en el corazón de la capital no es un fenómeno raro. En 1840, el ornitólogo Zéphirin Gerbe dio cuenta de la instalación de esas aves en París. "Después volvieron a mediados del siglo XX", cuenta Emmanuel Chérimont, gracias a una doble adaptación: primero, por crear el hábito de hacer nidos en los agujeros "putlog" (pequeños orificios hechos en las paredes de las estructuras para soportar un andamio), como en Notre Dame; y segundo, por adaptarse a una dieta con otros pájaros de la zona, para alimentar a sus hijos.
Normalmente, el halcón se alimenta de pequeños roedores. En el centro de París, estos no son fáciles de encontrar: el halcón se ve obligado a cazar en los suburbios. Pero cuando hay que alimentar a los hijos, los padres evitan salir para cazar durante mucho tiempo. Entonces buscan la comida más cercana, que son generalmente pardales.
En 2000, el LPO registró 50 parejas de halcones en París. Hoy en día son menos de 30. La principal razón es la disminución drástica del número de presas. "Es una hecatomba, en París, el número de pardales cayó en un 73% desde 2003", explicó Emmanuel Chérimont. Por dos razones: los edificios tienen menos lugares propicios a la instalación de nidos y los insecticidas mataron a todas sus presas. "Menos pardales, menos halcones", concluyó el ornitólogo.