China, Occidente y el silencio entre nosotros





Llega mañana al presidente de Lisboa (tiempo de vida) de la República Popular de China, Xi Jinping, quien también es el líder del Partido Comunista de China y el comité que dirige las fuerzas armadas de ese país. Y es por lo menos sorprendente el silencio que entre nosotros se hace sentir sobre el intenso debate que viene ocurriendo en Occidente sobre la amenaza creciente de la China comunista en el orden internacional.





Ya me di cuenta, en mayo pasado, de nuestro intrigante silencio sobre las preocupaciones occidentales frente a la estrategia global china. Lamento tener que volver a señalar hoy la permanencia de ese silencio desagradable.

No es posible resumir aquí el intenso debate que está ocurriendo en Occidente sobre las amenazas de la estrategia global china. Pero algunas breves referencias son posibles. En el pasado viernes, 30 de noviembre, Ivan Krastev escribía en El New York Times que, tras tres meses en Washington, una de las principales conclusiones que había retirado se refería a China:

"Los republicanos y los demócratas discrepaban hoy en casi todo, pero un área en la que parece existir una convergencia bi-partidista es sobre la necesidad de cambiar la política estadounidense frente a China. (…) El autoritarismo chino es hoy un adversario de las democracias liberales mucho más peligroso de lo que el comunismo soviético ha sido ".

Ni de propósito, el día anterior, en El Washington Post, Carl Gershman, presidente del National Endowment for Democracy, creado en 1982 por el Presidente Reagan, denunciaba el autoritarismo expansionista chino y apelaba a un entendimiento bi-partidista para hacerle frente. En ese mismo día, El Wall Street Journal publicaba un llamamiento de 32 académicos estadounidenses para mayores restricciones a la concesión de visados ​​a periodistas y académicos chinos, como respuesta al control chino sobre la entrada de académicos estadounidenses.

Dos días después, el 1 de diciembre, la portada de la revista británica El Economista era una vez más sobre China – de esta vez sobre la competencia desleal china en el área tecnológica. En la edición de la semana anterior, 24 de noviembre, El Economista dedicaba un denso artículo al Gulag chino de Xinjiang, un gigantesco campo de "transformación por la educación" donde se encuentran detenidos sin juicio cerca de un millón de chinos musulmanes, mayoritariamente de la etnia Uighur.

Hace dos semanas, China era también tema de portada de la revista británica The Spectator. Dos artículos daban cuenta del aterrador sistema tecnológico de control por el estado chino de los más ínfimos comportamientos de los ciudadanos – el llamado sistema de "crédito social".





Se trata de un gigantesco "Big Brother" que ya está en curso. "La Inteligencia Artificial es indispensable para el mantenimiento de la estabilidad social", dice el gobierno comunista chino. Y la IA está siendo utilizada sin escrúpulos, y sin control por entidades independientes, para registrar las compras, las llamadas telefónicas, las consultas en Internet, y todo lo demás que (no) se pueda imaginar acerca de las elecciones de los ciudadanos. En conclusión, escribe Charles Parton en The Spectator:

"Cualquier persona que sea considerada antisocial (o anti-partido comunista) será impedida de adquirir billetes de tren o avión, obtener un préstamo para comprar casa o incluso estudiar en la universidad. (…) El Tribunal Supremo anunció que 6,7 millones de personas fueron prohibidas de comprar billetes de avión y de tren ".

Estos y muchos otros aspectos del autoritarismo expansionista chino son tratados en profundidad en un expediente especial de la edición de abril de la revista trimestral norteamericana Journal of Democracy. Ocho artículos, en unas 78 páginas, analizan los diversos aspectos de la política interna y externa china. Todos convergen en la misma conclusión de que "la política exterior china abrazó una nueva estrategia con el objetivo de minar el orden liberal occidental, promover la hegemonía china en Asia y la expansión de la influencia china a escala mundial".

Portugal, dice que el último número de la semana expresar en un tono oblicuo, es el mayor destinatario europeo de la inversión china, después de Finlandia. El mismo periódico luego "atrapar" desconocida profesor de Cambridge ( "el otro lugar", suele decir) elogiando el "pragmatismo" de Portugal [democrático, eu acrescento] y de China [comunista, também acrescento eu]. Ante esta complacencia nativa frente al expansionismo chino, es el caso para recordar la pregunta de Winston Churchill en 1938 frente a la doble amenaza nacionalsocialista (más conocida por nazi) y comunista: "No tenemos una ideología propia – si tenemos que usar esta horrible "¿no tenemos una ideología propia en la libertad, en una Constitución liberal, en el gobierno democrático y parlamentario, en la Magna Carta y en la Petición de Derechos?

Nacho Vega

Nacho Vega. Nací en Cuba pero resido en España desde muy pequeñito. Tras cursar estudios de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, muy pronto me interesé por el periodismo y la información digital, campos a los que me he dedicado íntegramente durante los últimos 7 años. Encargado de información política y de sociedad. Colaborador habitual en cobertura de noticias internacionales y de sucesos de actualidad. Soy un apasionado incansable de la naturaleza y la cultura. Perfil en Facebookhttps://www.facebook.com/nacho.vega.nacho Email de contacto: nacho.vega@noticiasrtv.com

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