Bruxismo: es posible tratar y restaurar la calidad de vida
El hábito de apretar, morder con fuerza o moler el dientes, tanto de noche como de día, se conoce como bruxismo. La afección no tiene cura en sí, pero es posible vivir con ella sin comprometer el día a día siempre y cuando se realice y se siga al pie de la letra. tratamiento guiado por un profesional.
La práctica de movimientos involuntarios e inconscientes, como en el bruxismo, afecta a adultos y niños, y suele estar ligada a estrés y el ansiedad. Afecta aproximadamente al 30% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), llegando al 40% en Brasil.
Con mayor incidencia en mujeres, debido al pico hormonal, la condición de rechinar los dientes tiene causas específicas desconocidas y, además de la asociación con el estrés, puede estar ligada a afecciones neurológicas, efectos secundarios de algunos medicamentos o trastornos respiratorios como como apnea del sueño.
Entre los factores predisponentes al bruxismo se encuentran: antecedentes familiares, personalidad, dolor de cabeza, disfunción de la ATM (la articulación temporomandibular, que conecta la mandíbula con el cráneo y permite masticar), además de depresión y ansiedad. También existen situaciones que pueden potenciar la afección, como el uso de algunas drogas y cafeína, el tabaquismo y el hábito de morderse las uñas.
El trastorno es consecuencia de algo que no está funcionando bien y los síntomas principales son: desgaste excesivo de los dientes, fractura dental, movilidad de los dientes, dolor de mandíbula, cuello, cara y cabeza.
Para llevar a cabo el tratamiento es imprescindible diagnosticar qué factores son responsables del bruxismo, investigación que incluye una valoración clínica detallada con un odontólogo, que debe tener en cuenta los informes del paciente y de terceros sobre los ruidos producidos con la boca durante el tratamiento. dormir. También hay algunos exámenes adicionales.
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El tratamiento, especialmente cuando tenemos bruxismo nocturno, implica el uso de placas miorrelajantes, un dispositivo fabricado en acrílico e instalado entre las arcadas dentarias, con el objetivo de bloquear el contacto entre los dientes y, así, promover una desprogramación del reflejo que da lugar a los impulsos nerviosos detrás del rechinar de los dientes.
Dependiendo de la afección y los síntomas, podemos prescribir medicamentos como analgésicos y relajantes musculares, así como aplicaciones de toxina botulínica (botox) y sesiones de acupuntura y fisioterapia.
El consejo para identificar el problema lo antes posible es estar atento al dolor en la región: tenerlos con frecuencia no es normal. Si el bruxismo pasa desapercibido durante mucho tiempo, puede provocar desgaste de los dientes, pérdida de masa ósea y un dolor cada vez más intenso.
Vivir con el trastorno, si bien puede parecer descorazonador al principio, es completamente posible y los tratamientos disponibles en la actualidad pueden restaurar la calidad de vida.
* Paulo Zahr es dentista y presidente de OdontoCompany