Bolsonaro o Haddad: Brasil en debate por el futuro
Jair Bolsonaro o Fernando Haddad, uno será presidente de Brasil. El 28 de octubre hay segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
En la historia reciente del país hermano, en 2016, la destitución de Rousseff del cargo de presidente de Brasil contribuyó al balón de nieve de la crisis política, social y económica. Dos años antes, la Operación Lava Chorro, esquema de corrupción y lavado de dinero, minó la confianza en el Partido de los Trabajadores (PT) y también en el legado de Lula da Silva, antecesor de Dilma. El 28 de octubre, los brasileños deciden el próximo paso: Bolsonaro o Haddad, uno de ellos va a suceder al presidente interino Michel Temer.
La decisión será entre un capitán reformado del Ejército brasileño y diputado federal, Jair Bolsonaro, de 63 años, y Fernando Haddad, de 55 años, ministro de Educación en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Roussef y antiguo alcalde (alcalde) San Pablo. Bolsónaro, candidato del Partido Social Liberal (PSL), tuvo el 46% de los votos en la primera vuelta el 7 de octubre, mientras que Haddad, candidato del PT, se redujo al 29%.
El Brasil de Bolsonaro es radical
Jair Bolsonaro nunca tuvo miedo de exponer lo que pensaba del mundo, fuera a un adversario político oa una minoría. "Las minorías tienen que curvar ante las mayorías", dijo en una intervención, en 2017, en el municipio de Campina Grande. El diputado federal desde 1991, el antiguo capitán pasó por varios partidos políticos. Llegó al PSL, en 2018, partido conservador, nacionalista y de extrema derecha, a través del cual concurre al más alto cargo de la nación.
El recorrido del hombre que dijo que "el problema de la dictadura fue torturar y no matar", entre otras frases que lo colocan en los antípodas de lo que es normalmente aceptable en una democracia occidental, defensora de libertades y derechos fundamentales, no dejó, claro está, ser polémico. Las tomas de posición sobre las cuestiones LGBT, la igualdad de género y la violencia lo colocaron bajo los focos de los medios y de los opositores. "No voy a combatir ni discriminar, pero si ve a dos hombres en la calle besándose, voy a batir", resume bien el pensamiento de Bolsonaro, que tiene en el currículo también otras frases, como "No voy a violar, porque no merece", o no, "Tengo cinco hijos, fueron cuatro hombres, la quinta me dio una debilidad y salió mujer".
El programa político pensado para Brasil demuestra el radicalismo. El país tiene una de las más altas tasas de homicidio del mundo: 62 517 muertes violentas intencionales se registraron en 2016, según datos del Ministerio de Salud de Brasil. Como tal, Bolsonaro pretende armar a todos los que quieran reprochar en legítima defensa. La posesión de armas, el aumento del número de escuelas militares, la castración química en casos de violación (con reducción de pena para el acusado / a) y la clasificación de invasión de propiedad como terrorismo son algunas de las medidas.
La discriminación de las minorías es también un problema en Brasil, pero Jair Bolsonaro no prevé programas de protección a este grupo, a diferencia de su opositor. Según un estudio de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra), red que articula el trabajo de varias instituciones en Brasil, 179 personas transgénero habrán sido asesinadas en 2017 en el país.
En el 2011, en una entrevista a la revista Playboy, el candidato presidencial pronunció una frase que lo colocó en las bocas del mundo: "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, no voy a ser hipócrita. Prefiero que un hijo mío muera en un accidente que aparezca con un" "bigodudo por ahí". Pasados siete años, la frase fue replicada en las redes sociales y ganó destaque con la elección presidencial.
El mismo tipo de frases fueron dirigidas a la población negra ya las mujeres. También en 2011, la cantante Preta Gil, hija de Gilberto Gil, hizo una pregunta al antiguo capitán en el programa humorístico brasileño "Cuesta lo que cueste". "¿Qué haría si su hijo se apasionara por una negra?", Preguntó la artista. Bolsonaro respondió: "Yo no voy a discutir promiscuidad con quien sea. Yo no corro ese riesgo. Mis hijos fueron muy bien educados y no vivieron en un ambiente como lamentablemente es el tuyo".
El movimiento #No, iniciado en las redes sociales, movió a las mujeres en protesta contra el candidato, un poco por todo el mundo.
En la cartera de finanzas y economía, Bolsonaro no es conservador. Defiende la baja de impuestos para los más ricos y la privatización de algunas empresas públicas, las cuales aún no ha revelado. Sin embargo, ya adelantó en varias intervenciones que el Banco do Brasil y la Caixa Económica Federal, dos importantes instituciones financieras, deben ser estatales. El futuro de Petrobras, objetivo en el proceso Lava Jato, es una decisión que aún no ha cerrado.
Al igual que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, el candidato del PSL quiere retirar a Brasil del Acuerdo de París, el tratado que intenta prevenir los daños provocados por el cambio climático. El paso de la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén es también una posibilidad. En el ámbito internacional, Bolsonaro prevé la creación de un campo de refugiados para recibir inmigrantes venezolanos. Si es elegido, la relación con la ONU promete ser inestable, ya que acusó a la organización de ser comunista y de "no servir para nada".
La preocupación con el índice de pobreza y el sistema de salud en Brasil no quedan fuera de las propuestas. La creación de un médico del Estado para atender a las poblaciones en las zonas más pobres y remotas es una de las ideas, como la adopción de medidas de prevención para reducir el número de prematuros y la mortalidad infantil.
Haddad intenta huir a la reputación del PT
Si hay algo que los partidarios de Bolsonaro y descrentes del PT no perdonan en Fernando Haddad son las semejanzas con Lula da Silva. Según la prensa brasileña, el candidato presidencial de la izquierda discute regularmente los pasos de la campaña con el antiguo presidente de Brasil, en la cárcel donde éste cumple la pena, en el municipio de Curitiba. Haddad surgió como alternativa, después de que la recatada de Lula fue aplastada por el Tribunal Superior Electoral.
El entonces ministro de Educación de Lula da Silva y Dilma Roussef hace de los derechos humanos y de las minorías, una de sus banderas, en oposición a Bolsonaro. Es favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo y alentó varias políticas contra la discriminación sexual. Una de las propuestas más polémicas como ministro y que fue plomada por Dilma Roussef fue el proyecto "Escuela sin Homofobia", que concebía un kit con materiales didácticos sobre las minorías sexuales.
La creación de un Sistema Nacional de Derechos Humanos, la criminalización de la fobia contra la población LGBT y el programa Trans-ciudadanía, de apoyo a travestis y transexuales, son algunas de las medidas que propone para la igualdad en todos los sectores.
A pesar de más liberal que su opositor, la legalización del aborto no es un tema que quiera adoptar. "Yo personalmente estoy en contra, las mujeres enfrentan los desafíos de la vida de manera propia, tenemos que evolucionar, tenemos que establecer políticas públicas que ofrezcan a las mujeres las condiciones para planificar sus vidas", afirmó a Folha de S. Paulo en 2012.
En cuanto a la seguridad, el antiguo prefecto de São Paulo pretende crear una nueva unidad en la Policía Federal para el combate al crimen organizado, un plan nacional de reducción de homicidios y de mortalidad de la juventud negra y periférica. Un joven negro muere cada 23 minutos en Brasil, según datos divulgados por la ONU. La fuerza física es también vista, por Haddad, como la última solución para resolver el crimen en el país.
En la economía, la línea siguiente es la del PT y la de la izquierda. Fernando Haddad es contra las privatizaciones, sobre todo en sectores estratégicos como la energía y las finanzas. El aumento de los impuestos para los contribuyentes más ricos será una estrategia para reducir el déficit del país. La flexibilidad en las líneas de crédito para los menos acomodados es una solución ideada para el problema de la vivienda.
Los escándalos de corrupción del PT y de altos dirigentes son considerados como el "talón de Aquiles" del también profesor universitario en estas elecciones. La ausencia de crítica frente a las ilegalidades de los camaradas es señalada como la razón principal para las bajas intenciones de voto frente a Jair Bolsonaro.